Maldita deuda
Se consigue éxito en una organización en la medida en que esta alcanza estabilidad financiera. Es por este motivo que existe una política presupuestaria que rige las decisiones de todos los agentes económicos, desde familias, hasta las empresas, pasando por la Administración pública. Para esta última tiene una doble finalidad, por un lado diseñar las políticas ajustándolas a un plan estratégico huyendo de la improvisación y el cortoplacismo, y por otro, el ajustar los gastos a los ingresos previstos.
Si se prevé déficit corriente, es decir, menos ingresos que gastos, el presupuesto se equilibra mediante deuda. Esta opción puede ser acertada en la medida en que ese gasto sea eficiente e incentive la economía. Así, los entes públicos, pueden actuar siendo más espléndidos en épocas de recesión y más austeros en momentos de crecimiento. Es lo que conocemos como políticas keynesianas.
El problema lo tenemos si ese gasto no es eficiente y no incentiva la economía lo suficiente como para incrementar los ingresos. Peligrosamente nos acercamos a una espiral de la que es difícil salir, porque la deuda genera más gasto y la situación económica no permite políticas de austeridad. No tener dinero, cuesta dinero. Así, año tras año, se incrementa la deuda, dando una patada al futuro, como si el objetivo fuera no quemarse este año y el que viene, “Dios dirá”.
En Jaén padecemos de una forma angustiosa esta carga. Existen tres entidades, muy diferentes, y que siendo estratégicas para una ciudad, están cuasi bloqueadas por la maldita deuda. Me refiero al Ayuntamiento de Jaén, la Cámara de Comercio de Jaén y el Real Jaén. Hermanas en diferentes disciplinas, con el mismo apellido: “Jaén”.
El Ayuntamiento tiene una deuda que ronda los 600 millones de euros, lo que supone más de 5.000 por habitante. La deuda consistorial más elevada de España, con un presupuesto ordinario que apenas llega a los 115 millones. Esto condiciona las políticas a desarrollar y obliga a la aplicación de un protocolo por déficit excesivo, que de momento goza de cierta flexibilidad por la crisis de la covid, pero que amenaza con cerrar la válvula de escape y aplicar el principio constitucional de estabilidad presupuestaria. Lamentablemente el mantenimiento del déficit durante años lo pagamos ahora todos los ciudadanos.
La Cámara de Comercio de Jaén ha sido la primera cámara de España que ha cerrado, adeudando más de 5 millones de euros. El tejido empresarial de la ciudad se queda sin la promoción y defensa de sus intereses y sin los fondos europeos destinados por este canal. Y dentro de las cosas sin importancia, la más importante, el fútbol. Si evaluamos la salud de una ciudad por el nivel de su club de fútbol, la nuestra juega en quinta división con una deuda de 1,6 millones de euros a la AEAT, después de exonerar el resto de acreedores otros tres. Todas gastaron más de lo que tenían previsto ingresar, pero los que tomaron esa decisión no pagaron sus consecuencias. El mejor consejo es que si tienes cien no gastes más de cien por muchas expectativas que tengas de ascenso, o por mucho que te digan que otros vendrán a pagar la deuda.