Ganaderos jiennenses prevén un año de “estragos” por la lengua azul

El nuevo brote se ha llevado cientos de animales, pero lo peor serán las secuelas

08 ago 2025 / 19:30 H.
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El sector de la ganadería jiennense no ve el final de una situación insostenible causada por un nuevo brote de la enfermedad de la Lengua Azul. Esta afección vírica aparece principalmente en las ovejas, y sus síntomas van desde una fiebre alta, seguida de una inflamación de la lengua (con su característico tono azulado por la falta de oxigenación), hasta otras más graves de movilidad y de dificultad respiratoria. La última consecuencia, en muchos casos es la muerte. De hecho, los ganaderos de la provincia registran cientos de bajas en sus rebaños hasta mucho después de que el brote haya pasado debido a las secuelas que deja en sus crías o en aquellas que logran sobrevivir.

La crisis que genera esta enfermedad en el sector es tan preocupante que la mayor parte de organizaciones se movilizan para pedir medidas urgentes a las administraciones que puedan proporcionar ayudas. Es el caso de las Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, que alertan de que esta situación no es nueva para los ganaderos ni para las cooperativas ganaderas andaluzas, que “ya el año pasado se enfrentaron a la incidencia del serotipo 3 del virus, al que este año se ha sumado, además, el serotipo 8, siendo ambos dos (serotipos 3 y 8) los que más están afectando a las explotaciones”, según informan en un comunicado. Para frenar las consecuencias de estos brotes, que están asestando un golpe mortal para las zonas rurales ante el riesgo grave del abandono y cierre de explotaciones, desde esta entidad consideran que es necesario “reforzar las medidas de prevención, vigilancia y control, además de la vacunación de los animales”.

Una vacunación que, según Antonio Campos, ganadero ubicado en el municipio jiennense de Peal de Becerro, llega muy tarde. “La situación es crítica porque no tenemos tratamiento”, explica. “Son antibióticos o antiinflamatorios que no puedes poner a las preñadas porque abortan”. Campos tiene afectados a más de 300 animales, y no tiene esperanza en que las administraciones solucionen el asunto. “Tenían que haber empezado a dar vacunas hace tiempo. Ahora pueden ser contraproducentes, porque sólo incrementan la dosis de enfermedad en el animal, y en muchos casos empeora los síntomas y encuentran la muerte”, afirma Campos.

También la secretaria de Ganadería de UPA Jaén, María Isabel Campos Robledillo, salió al paso de esta problemática y apremió a que tanto el Ministerio de Agricultura como la Consejería “aprueben paquetes de ayudas económicas similares a los acordados el pasado año” y recomendó a los ganaderos que vacunen y desinsecten las cabañas ganaderas para “intentar minimizar la virulencia de la enfermedad”. Robledillo advirtió también entonces de la importancia de la “desinsectación”, porque “algunos ganaderos de otras provincias” trasladaron a la UPA “que les estaba funcionando muy bien”.

Antonio Campos, ganadero en Peal de Becerro: “El daño es emocional además de económico”

Antonio Campos es un ganadero con una amplia experiencia en el sector. Tiene a su ganado afincado en el municipio jiennense de Peal de Becerro y más de 300 de sus animales se han visto afectados por el nuevo brote de la enfermedad de la Lengua Azul. Se define a sí mismo como un ciudadano “apolítico”, y prefiere no entrar en “batallas inservibles” entre distintos colores, pero tiene muy claro que las administraciones podían haber aplacado el problema con mayor prevención. “Llegué a escuchar que estaba afectando a mucho ganado, pero que no era agresivo porque no había muchas bajas”, cuenta. “Pero ellos solo ven el presente, nunca el futuro porque no lo viven ni entienden”, añade. Por ello, Campos cree que el problema no se atajó a tiempo. “Se tenían que haber ofrecido las vacunas en su tiempo. Ahora, cuando están afectadas, solo empeoran su enfermedad”, afirma.

Este ganadero no es optimista respecto a los meses que quedan de este año, tanto que prevé un invierno “muy duro” para sus ovejas. “Las crías de las ovejas que paren mientras tienen la enfermedad en su cuerpo nacen muy débiles. Tengo 200 ovejas paridas y he tratado ya a 70 u 80 de ellas”, explica. “Esto es una cadena muy larga llena de eslabones, y en cuanto uno falla, todo puede fallar”, apunta. La pérdida económica, advierte, puede ser de unos 3.000 euros, pero “eso no es lo más grave”. Cuando se coge un catarro fuerte, “a los pocos días te mejoras”, pero esto no es algo que ocurra con la enfermedad de la Lengua Azul. “Esto las va dejando machacadas”, afirma. Y señala que el daño va mucho más allá del económico. “El daño moral y emocional que esto nos está haciendo no lo sabe nadie. Los ganaderos que llevamos toda la vida con nuestras ovejas y las queremos sabemos que llegan a ser como de la familia. Siempre tengo el ojo puesto más en unas que en otras, y cuando esto le toca a una que es de tu agrado, no lo olvidas”. Campos cree que esto es incomprensible para los responsables políticos, y que, de hecho, por allí “no ha aparecido nadie”.

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