Realismo mágico
En estos momentos de desconexión estival somos muchos los que andamos enganchados al éxito literario del joven escritor jiennense David Uclés “la Península de las Casas Vacías”. Fascinado por su estilo denominado realismo mágico, describe los hechos con pinceladas irregulares como las del pintor Zabaleta deformando y creando un ambiente tan hermoso y tan angustioso como el más real. La naturaleza participa con fuerza en los acontecimientos que vive la sociedad de un pueblo de la provincia de Jaén, Quesada, al que denomina Jándula. Nos desvelaré nada más del texto, invitando a los lectores a que disfruten el libro del escritor revelación.
Salvando las distancias y centrándome en la temática que ocupa esta columna, que no es otra que la de la economía de la provincia de Jaén, me atrevo a describir algunos hechos con la perspectiva onírica de este realismo mágico o surrealismo.
Resulta que en la ciudad de Jaén, a principio de siglo, se iniciaron las obras de un tranvía, que vendría a replantear una nueva distribución urbanística más moderna y sostenible de la ciudad. Discrepancias entre los hunos y los “hotros” metieron el lagarto en la cueva, y durante años y años hemos sido el hazmerreír de visitantes y extraños. Hay viejos que cuentan que se montaron el día en que se hicieron las pruebas oficiales y que sonaba el himno a Jaén en la plaza de las Batallas. La ultima promesa es que se pondrá en marcha en primavera. Por eso que en Jaén pasamos de invierno a verano en dos días, se pierde la esperanza.
Resulta que la mayor productora de aceite de oliva es la provincia de Jaén. Por culpa de una sequía que hizo emigrar hasta las ranas, hubo dos cosechas en las que los olivos no criaron más que cuatro alcuzas. El precio subió tanto que los consumidores se pasaron al aceite de girasol, muchos agricultores se arruinaron y algunos intermediarios se pillaron ligeramente los dedos. En esta campaña el cielo descargó todo el bidón que reservó y el árbol respondió. Pero la propaganda del sistema anunció que íbamos a llenar el Tranco de aceite y el precio se hundió, provocando de nuevo la sequedad en la garganta del campesino, y la ganancia del que se pilló los dedos. Y al final, no hubo tanto aceite y el Tranco sigue a un tercio. Pero el mal ya está hecho y la cadena se forma con eslabones de guita y acero.
Lo que nadie pondrá el duda es que Jaén está de moda. Muchos son los que ansían pasar unas vacaciones en los pueblos que en su día describiera Machado, donde jugara Broncano, dibujara Zabaleta, o mágicamente relatara Uclés. Sobre todo aquellos que huyen de la masificación de otros destinos turísticos. Dicen que en la playa van con linternas a clavar la sombrilla y que de tanta gente que se agolpa en la orilla la arena cede por el peso y el mar se les viene encima. Algunos aprovechan para llevarse jaulas donde meten pulpos y jureles. En la provincia de Jaén los turistas se distribuyen por todo el año, lo que resulta más sostenible, principalmente los meses de mayo, agosto, octubre y abril. Además, si comparamos con otros destinos de interior, el de Jaén es el que más crece respecto a 2023, un 8,90%. Me ha dicho uno que fue hace unos meses que vuelves con las pilas cargadas, la piel suave como el aceite y el espíritu henchido de magia.