Ningún niño sin juguetes

07 ene 2024 / 09:29 H.
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Cuando Blanca madruga cada mañana para acudir a su puesto de trabajo en La Coruña está contribuyendo a un sistema de previsión social que permite proteger a los ciudadanos de todo el país. Cuando Iñaki trabaja en San Sebastián, igualmente, beneficia al sistema de Seguridad Social de España entera. Lo mismo ocurre con Laura que trabaja en Barcelona, o Manuel que lo hace en Jaén. Todos ellos, al igual que más de 21 millones de personas en este país, cotizan por una causa que es garantizar la asistencia y las prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad de todos los españoles, según mandato constitucional en su artículo 41.

Formamos un Estado de Derecho que se basa en criterios de esfuerzo y solidaridad, por eso Blanca, Iñaki o Laura, por lejos que estén, forman parte de nuestro equipo, de un gran equipo. Por obvio que parezca, otras personas, que trabajan en otros países, aun estando más cercanos, o pareciéndonos más afines, no contribuyen a nuestro sistema simplemente porque no son de nuestro equipo. Los estados de naciones han luchado a lo largo de su historia por la riqueza de los suyos, y precisamente aquellos que han defendido mejor estos derechos han conseguido los mayores avances sociales. Ese orgullo de nación, a veces denostado o criticado, es el lubricante que hace funcionar el motor de nuestro desarrollo económico y social.

Nuestra fortaleza como país se basa precisamente en esa solidaridad territorial que nos permite avanzar como una unidad, sin que nadie se quede atrás, sin que ningún eslabón sea tan débil como parar romper esta cadena. Podemos estar muy orgullosos de cómo ha funcionado este sistema hasta ahora, pues el resultado es notable y está a la vista. Explicar el funcionamiento de nuestro sistema de atención sanitaria y de previsión social en otros países, algunos con más renta per cápita, causa incredulidad. Somos la envidia de más del noventa y cinco por ciento de las naciones del mundo.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, observamos cómo algunas corrientes ideológicas pretenden boicotear el funcionamiento de este sistema, y exigen separarse de la caja única de la Seguridad Social, convencidos de que ganarían más siendo menos solidarios. En otro tiempo, cuando el principal factor de riqueza era la agricultura, los vascos, carentes de tierras fértiles, no habrían exigido separarse de la caja única, y habrían pedido a Andalucía esfuerzo y solidaridad. El Estado apostó por el desarrollo industrial de aquellos territorios más necesitados, y ante el éxito alcanzado por estos, nos piden ahora separarse de la caja única para garantizarse financiación sin importarles el resto del equipo.

Esta mañana, en muchos hogares de nuestro país, miles de niños con escasos recursos se han levantado nerviosos, han encontrado sus regalos junto a sus zapatos y han dado las gracias a los Reyes Magos, y estos, a su vez, deberían agradecer la financiación que les ha prestado un sistema que funciona gracias al esfuerzo de Blanca, Iñaki, Laura, Manuel y tantos otros que forman parte de nuestro equipo. Si nuestra misión es que ningún niño se quede sin juguetes, protejamos nuestro Sistema de Seguridad Social.

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