Honestidad Jaén

    11 feb 2025 / 08:48 H.
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    Jaén ha sido durante décadas un territorio que lucha contra una lista interminable de desventajas estructurales: infraestructuras deficitarias, escaso desarrollo industrial, pérdida de población, una economía lastrada por la dependencia del olivar y un turismo que, a pesar de su enorme potencial, no termina de despegar. Todo ello ha consolidado un relato pesimista que se repite una y otra vez: “Jaén siempre pierde”. Sin embargo, en un mundo donde las marcas luchan por destacar y diferenciarse, ha surgido una tendencia disruptiva que podría convertirse en la mejor estrategia para nuestro territorio: la honestidad brutal.

    Se acabaron los matices. Durante años, se ha insistido en que la transparencia es clave para las marcas. Pero la simple transparencia ya no es suficiente. Hoy, lo que genera verdadero impacto es la sinceridad sin filtros, sin maquillajes ni eufemismos. Se trata de adelantarse a la crítica y utilizarla como un escudo protector, transformando las debilidades en una seña de identidad.

    Este tipo de honestidad no solo es una estrategia de diferenciación, sino también una herramienta para construir confianza y, sobre todo, para reescribir el relato que nos define. Como siempre, esto va de aprender de quienes lo han hecho bien antes. Un ejemplo claro es Spagnolo, que, en lugar de esquivar las críticas sobre su estética y su vinculación con un perfil conservador de la sociedad, decidió abrazar con orgullo su identidad con la campaña “Españolito rancio”. Un movimiento arriesgado que conectó profundamente con su público objetivo. Women’secret hizo lo mismo al desterrar diminutivos y usar la palabra “bragas” en sus campañas publicitarias. Nada de “braguitas” ni de lenguaje edulcorado. Evax también ha evolucionado en esta línea, utilizando mensajes realistas y directos en sus comunicaciones.

    Si estas marcas han sabido convertir sus puntos de crítica en fortalezas, ¿por qué no hacer lo mismo con Jaén? Jaén tiene una larga lista de tabúes y debilidades que pueden convertirse en un motor de cambio. La clave está en seguir una estrategia en la que, en primer lugar, habríamos de detectar alguno de esos tabúes o debilidades. Para ello debemos reconocer abiertamente los problemas estructurales que nos frenan (resulta sencillo, basta con seguir en redes a representantes públicos en activo o retirados para extraerlas de su manido discurso): la falta de conexiones ferroviarias dignas, el escaso apoyo institucional, la pérdida de talento joven o la invisibilidad de Jaén en el imaginario turístico nacional podrían ser algunas de ellas. Y ahora, en lugar de intentar tapar estos problemas, ponerlos sobre la mesa con valentía.

    Abordarlos sin medias tintas y convertirlos en fortalezas. ¿Y si en lugar de esconder la realidad la utilizamos como un grito de guerra? Jaén no es una ciudad para cualquiera, es un destino para aquellos que buscan autenticidad. No tenemos AVE, pero tampoco hordas de turistas que desdibujen nuestra esencia. No somos el centro económico del país, pero sí el corazón de la mayor extensión de olivar del mundo.

    Controlar la conversación antes de que la conversación nos controle. Si dejamos que otros definan nuestro relato, seremos siempre la provincia olvidada. Pero si somos nosotros quienes lideramos la narrativa, podemos cambiar la percepción.

    La brutal honestidad puede ser el mayor aliado de Jaén en su estrategia de posicionamiento. En lugar de competir con otros territorios en una batalla perdida por la modernidad y la riqueza, podemos ofrecer algo que nadie más tiene: autenticidad sin filtros. Si se consigue activar un relato valiente y sin complejos, Jaén podría pasar de ser “la gran olvidada” a convertirse en “la gran provocadora”. Y en un mundo saturado de discursos edulcorados y mensajes predecibles, lo irreverente es lo que deja huella. Aunque cuidado, la diferencia es buena si aporta valor, si no, para qué sirve diferenciarse... Por ello, por favor pregunten a los que saben, porque no es sólo que te digan: “Jaén: donde ser diferente es un orgullo” o “Sin trenes, sin prisas, sin filtros. Esto es Jaén”. Esto va de mucho más.



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