Algo hacemos mal
Han pasado algunos días de la trágica noticia que sacudió a Jaén y que conmociónó a buena parte de los ciudadanos de nuestro país. El presunto suicidio de dos jóvenes quinceañeras nos ha hecho a todos entrar en el ámbito siempre dispar de la reflexión. Confieso que el suceso me impactó, pero como si de una casualidad milagrosa se tratara vino en mi auxilio, mientras hacía zaping, un programa en La 2 que, sin referirse en concreto a la desgracia ocurrida en Jaén, abordaba los problemas de los jóvenes con testimonios de padres, sicólogos, siquiatras, profesores y los propios chicos y chicas. Y fue al escuchar a unos y otros cuando descubrí los problema de salud mental, de depresiones, de aislamiento y dependencia de los móviles, de las invitaciones al consumo de drogas, de autolesiones y finalmente del suicidio. Tras conocer eso de poco me sirvió que un profesor culpara a los padres o que una madre confesara que a los siete años su hija ya tenía teléfono celular. En ese momento sólo pensé en qué hace mal esta sociedad cibernética en la que estamos inmersos y que produce noticias como la que hace días nos dejó asolados.