Fina Tremols hablará hoy sobre el poder del lenguaje en el discurso populista
La profesora de Lengua y Literatura catalana y periodista impartirá hoy una charla sobre el tema en la Antigua Escuela de Magisterio, a las 19:00 horas
 
 LA ENTREVISTA
Fina Tremols imparte clases de Lengua y Literatura catalana en un instituto de Gerona desde hace 9 años, pero por sus venas corre la pasión por el Periodismo. Una vocación que no esconde y que tampoco le impide tener una visión crítica de este oficio, al que atribuye una parte de la responsabilidad en el aumento de la polarización que la sociedad ha experimentado en los últimos años. Observa el mundo y reflexiona sobre él ayudándose siempre de su bagaje cultural, de sus lecturas, una ventaja humanista que ve muy reducida en la juventud actual. Con esta premisa dará hoy, a las 19:00 horas, una charla en la Antigua Escuela de Magisterio sobre el poder del lenguaje en el discurso populista.
—El concepto del populismo se ha manejado mucho pero todavía resulta ambiguo para algunos. ¿Qué quiere explicar en su conferencia y por qué le interesa este asunto?
—Como periodista siempre me ha interesado asomarme al mundo en el que vivo e intentar comprenderlo. Es altamente complejo, pero no vengo para hablar de política, aunque el populismo sea hoy un concepto político, sino a analizarlo desde el enfoque de la filología. Es decir: sobre cómo los políticos populistas intentan enredarnos con el uso del lenguaje y su toxicidad, y sobre cómo sus mensajes se pueden comunicar en una sociedad absolutamente polarizada.
—¿Existe alguna clave para luchar contra esa polarización?
—El diálogo. De hecho, mi conferencia va dirigida un poco hacia ahí. Actualmente parece que las cosas son blancas o negras, pero el ojo humano puede ver hasta cien tonalidades de gris. Quizá nos podamos encontrar en alguna de ellas, las cosas no son necesariamente binarias o irreconciliables. Espero que pueda ayudar a pensar, porque esa es otra de las líneas que quiero tratar. Muchas veces surfeamos y no nos sumergimos en la complejidad del mundo cuando hacemos el intento de entenderlo. Así entiendes muy poco, hay que profundizar, estudiar y pensar.
—¿Por qué nos cuesta tanto sumergirnos en esa complejidad actualmente?
—La sociedad va muy rápida. Yo lo veo con mis alumnos: son incapaces de aguantar una clase de 55 minutos, se distraen muchísimo. La sociedad está programados para un tuit, y no se pueden decir las cosas que deben aprender en un tuit.
—¿Son los jóvenes más vulnerables que los mayores al filo del discurso populista?
—Absolutamente. Están enganchadísimos a las redes desde pequeños, mientras que nosotros tuvimos que aprender a usarlas. Son una gran burbuja, ves lo que quieres ver, es un algoritmo. Lo que no está dentro de tu mundo no existe. Además, no les gusta leer porque implica una atención y si no les cabe en sus esquemas lo abandonan. Puedes acompañarles para que lo entiendan, pero están acostumbrados a que todo sea emocional. La polarización se alimenta de eso. Es emoción, y además una emoción visceral. No hay razón en ella.
