Una tradición muy viva gracias al intacto amor por la patrona en Cuevas de Ambrosio

La aldea beatense celebra la festividad en honor de la Virgen del Rosario en una mañana llena de reencuentros

20 ago 2025 / 10:01 H.
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La pasión religiosa sigue intacta en Cuevas de Ambrosio. Una tradición que tiene decenas de años y que los vecinos viven con la misma intensidad de siempre. Una tradición histórica en torno a una figura: La Virgen del Rosario. Antonio Manzaneda, un hombre sabio y casi centenario, que conserva el sentido del humor, es la viva imagen de la fe inquebrantable que se vive en la aldea. Antonio marchó hacia Valencia hace más de dos décadas, pero en estas fechas regresa a Cuevas de Ambrosio, concretamente al Cortijo Las piedras, para reunirse con familiares y amigos. Su figura es importante porque es en su propia casa, construida hace décadas con sus propias manos, el lugar en el que la Virgen del Rosario es custodiada días antes de que se le traslade a su ermita en Cuevas, informa Pablo Porcuna.

La mañana estuvo marcada por la unión de los vecinos, que se reunieron desde muy temprano para desayunar y procesionar a la Virgen. El recorrido, de apenas 45 minutos, fue más que suficiente para que la Virgen procesionara con majestuosidad por las calles de Cuevas de Ambrosio —adornadas para la ocasión—. La imagen, acompañada por la banda de música Santa Cecilia, llegó finalmente a su ermita para celebrar los santos sacramentos y posteriormente, disfrutar de un bonito y festivo día en comunidad.

“El día de hoy es una alegría. Es una tradición que viene de atrás y sigue muchos años. Solo se mantiene con la voluntad y el apoyo de los vecinos”, explicó Antonio Manzaneda. Antonia Manzaneda enfatizó la emoción que sienten “al conservar esta tradición porque significa la unión de los vecinos y el compartir alegrías con la gente”. “Estamos deseando que llegue este día sobretodo para reunirnos la gente que venimos de fuera además de la devoción que hay por la patrona”, dijo Manuel Rodríguez. Araceli Cuadros explicó que viene de vacaciones y le gusta mucho el ambiente que hay porque entre todos decoran “la aldea con flores”. “Mi marido era de aquí y yo he venido durante toda la vida. Lo vivimos con mucha pasión tanto mis hijos como yo. Hemos disfrutado mucho”, explicó María Purificación Moreno.

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