Quiebros y recortes para dar comienzo a la feria castellariega

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Días intensos en Castellar. La feria de agosto del municipio castellariego dio el pistoletazo de salida con una vibrante corrida de toros. El chupinazo de las 10:30 horas daba comienzo a un largo encierro de dos grandes y poderosos reses (uno de la peña de la Reja de los Ronceles y el otro del Ayuntamiento de Apolinar Soriano) que los vecinos de Castellar disfrutaron en comunión. El primer toro, fuerte y rápido, encaró con decisión la calle principal que daba acceso a la plaza de toros. Apenas estuvo un par de minutos en la vía, minutos en los que golpeó con virulencia las barricadas, situadas como garantía de la seguridad de los ciudadanos, para alcanzar definitivamente la plaza. En ella, el gentío toreó al animal con maestría y elegancia para el deleite de los espectadores, informó Pablo Porcuna.

El segundo toro, a diferencia del primero, hizo de la calle su lugar de residencia, atrincherándose y negándose en repetidas ocasiones a acceder a la plaza. Pese a la insistencia de los peñeros y los juegos de los corredores para hacerle entrar en el ruedo, el animal prefirió perseguirles por la vía pública durante prácticamente una hora. Ni siquiera los cabestros que salieron a su encuentro fueron capaces de hacerle entrar en razón. Este motivo propició que los corredores más experimentados, con ayuda de una larga cuerda, ataran al toro para hacerle entrar. El animal, agotado después de tanto tiempo bregando con el populacho, accedió y encaró definitivamente los toriles, dando por finalizado un peculiar encierro. La corrida de toros del domingo por la mañana fue solo un pequeño entrante, pues en la sesión vespertina hubo una nueva suelta de reses. La tradición taurina en el municipio de Castellar se mantiene más viva que nunca.

“Para un pueblo como Castellar, lo de hoy es grandísimo. Ya tenemos muchas ganas de las corridas de toros”, informó Patricio Martínez. Faustina López sostuvo que fue una festividad muy importante para los castellariegos, con gran ambiente y ganas de celebración. “Es un momento muy especial. Estamos todo el año esperando estos días y ahora llega el momento de disfrutarlos”, compartió Juan Busto. Julián Rubio es miembro de una peña, en la que dedican todo el año a organizar estos dáis grandes. “Yo soy de Villanueva del Arzobispo y suelo venir a Castellar porque tiene unos encierros y unos toros muy bonitos”, manifestó Yeray Sánchez.