Parálisis en el tejido empresarial jiennense con el apagón
El presidente de la Confederación, Bartolomé González, dice que la industria del plástico fue de las más afectadas

La agricultura apenas notó el gran apagón y el principal problema del sector comercial fue quedarse de par en par al no poder cerrar las persianas automáticas. El presidente de la Confederación de Empresarios de Jaén (CEJ), Bartolomé González, no tiene dudas de que la peor parte se la llevó la industria. “Hubo que detener totalmente los procesos de fabricación y volver a ponerlos en marcha cuando regresó el suministro eléctrico”, señala González Cruz, que indica que esa paralización total es lo que genera el mayor perjuicio, algo que sufrió especialmente el sector del plástico por su grado de implantación en la provincia de Jaén. “Normalmente, todas las empresas están preparadas para microcortes, pero no para algo de una dimensión tan grande”, precisa.
El responsable de la CEJ habla, además, de lo escalonada que fue la recuperación del suministro: “La provincia de Jaén es muy grande. En el caso de Úbeda, que es la cuarta en población, la luz llegó a las nueve menos diez de la mañana del martes y se habla de que en la Sierra de Segura fue más o menos sobre las diez como algo excepcional”. Y es que la hora a la que todo se fue a negro era muy mala. “Interrumpió los procesos de todas las compañías”, añade González, que pone un ejemplo real: “Una empresa de estampado de camisetas, tuvo que desechar toda la tirada porque se mancharon todas”. En el ámbito comercial y turístico, dice el representante del tejido empresarial jiennense, también supuso un problema grave.
“No todos los hoteles están equipados con grupos electrógenos y no hay que olvidar que hay establecimientos hoteleros que tienen vinculado el suministro de luz con el de agua porque utilizan bombas para impulsarla a las plantas más altas, por lo que el apagón afectó seriamente al servicio que prestaron y, por ende, a su imagen”, lamenta González, que espera que los clientes sean comprensivos con una situación que, además de sobrevenida, fue histórica en España. En cuanto al sector de la restauración, el recientemente renovado como presidente de la CEJ, se refiere a la “paralización total”. Los grifos de cerveza no funcionaban, pero bien es cierto que hubo cocinas industriales, que suelen emplear gas, que sí pudieron terminar, al menos, el servicio del mediodía. “Se pudo mantener la actividad en establecimientos que, por sus características, gozan de luz natural, pero hubo otros en los que no se pudo hacer nada”, apunta González.
En la construcción, más de lo mismo. “Exactamente igual, el sector depende de maquinaria que funciona enchufada a la red eléctrica para la mayoría de las actividades: desde hacer mezcla con las hormigoneras hasta los taladros. La paralización también fue total”, afirma el máximo responsable de la Confederación de Empresarios. En cuanto a las pérdidas ocasionadas por el gran apagón, González asegura que es muy complicado cuantificar los daños causados, pero que ya hay algunos cálculos. Desde el Gobierno no se ha liberado todavía ninguna línea de ayudas destinada a las empresas que sufrieran pérdidas derivadas del corte del suministro energético y González Cruz compara la situación con la economía doméstica y recuerda que las empresas que gestionan la red, aunque tienen participación del Estado, son de capital privado, por lo que concluye que hay que determinar qué causó el problema para después exigir las responsabilidades que el sector empresarial considere y que, por supuesto, está en su derecho de pedir. La paralización del tejido empresarial fue absoluta, lo que ocasionó graves pérdidas en Jaén y Andalucía que están por cuantificar.