Ochocientos años de tradición y fe en Baños de la Encina
El cortejo acompaña a la patrona a su santuario en el aniversario de su aparición

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Baños de la Encina vivió una fecha inolvidable, una prueba más de la fe y devoción incondicional mantenida durante siglos y siglos hacia la patrona. Y es que conmemoró el ochocientos aniversario de su aparición. Con los primeros rayos de sol de la mañana, las carrozas, caballistas y romeros se aglutinaron en las vías colindantes a la parroquia de San Mateo a la espera de que la Virgen de la Encina saliera elevada gracias a sus anderos. A la hora programada, la sagrada imagen dejó atrás el templo y se desplazó por las calles del municipio hasta la salida, dónde se encontraba la vía rural que llega hasta la ermita de Jesús del Camino y su santuario, alrededor de medio kilómetro más adelante. Cada fachada estaba engalanada con carteles de la patrona, pero también con mantones, flores y demás elementos romeros decorativos. La comitiva la cerraba una decena de carrozas que, entre cantes y música, regalaron un verdadero ambiente de fraternidad. A medida que el cortejo avanzaba, los balcones, ventanas y puertas de las casas se abrían de par para vislumbrar a la patrona de Baños de la Encina envuelta del amor de los suyos.
Cuando los romeros llegaron al camino rural, aligeraron el paso para llegar a la hora programada. El sol incidía con fuerza, como si ya fuera verano, pero eso no les importó, era un día histórico e iban a celebrarlo con la mayor devoción posible. En medio de un mar de olivos, los romeros entonaron cancioncillas que alegraban el corazón y animaban al resto de vecinos de Baños de la Encina a continuar. Un par de horas después, la patrona llegó a la ermita de Jesús del Camino, dónde esperaban los músicos y algunas personas que formaban el cortejo. Entre sones romeros, todos se dirigieron al santuario de la Virgen de la Encina. Decenas de devotos ya aguardaban con ansías y mucha alegría su llegada. Los vítores y aplausos resonaron por todo el paraje. A continuación, la patrona entró en su santuario elevada por sus maravillosos anderos. En cuestión de minutos, el templo ya se encontraba a rebosar. Mientras tanto, los vecinos de Baños de la Encina llegaban al lugar para continuar conmemorando esta fecha marcada en su calendario.
“Este día es uno de los más grandes para el municipio. Nuestra patrona hace 800 años de su aparición, en 1225, por lo que es muy especial”, apostilló Ana Romero. Guadalupe Cespedes compartió que este año era aún más especial porque una amiga era la Hermana Mayor: “la estamos viviendo con mucha ilusión”. “Veo como disfrutan mis seres queridos. Mi nieto viene en caballo por primera vez, como yo lo hacía antes, y me da mucha ilusión que siga él”, aseguró Faustino Cespedes. Mamen Quesada piensa mucho en sus raíces esos días, especialmente, en su madre, en los valores inculcados y en la devoción a la Virgen de la Encina. “Me levanto con una ilusión enorme de vender en el puesto de la Virgen de la Encina y colaborar en todo. De mayor quiero seguir haciéndolo”, manifestó Lydia Ranea.