Nicolás Castro festeja un siglo de vida rodeado de su familia

Cumple cien años un alma libre e incombustible de Valdepeñas de Jaén

03 mar 2025 / 13:09 H.
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Nicolás Castro nació en Valdepeñas en febrero de 1925. La guerra le cogió con 11 años y recuerda cada etapa de su vida como si fuera ayer. Acaba de cumplir un siglo rodeado de una familia a la que no deja de sorprender con su vitalidad. Bonifacio, su hijo, contó a Diario JAÉN que su padre sólo se vio un momento ante el precipicio, cuando le operaron de un cáncer de colón hace ahora veinte años. “Le operaron a vida o muerte, pero salió a vida”, contó. Tanto, que hoy goza de una salud envidiable. Su vida no es diferente a la de cualquiera. “Tiene mucha actividad diaria”, aseguró Bonifacio. “Vive solo, se levanta temprano, a las ocho, se ducha, se hace su desayuno, sale a pasear con amigos, y luego se toma su vino al mediodía”. Esto último es casi un ritual. El propio protagonista admitió a este periódico que hace años fumaba, pero se quitó. “Con veinte años fumaba, pero me casé y me fui a Madrid a trabajar”, explicó. “Se ganaba muy poquito, tenía que pagar el metro, a la patrona, y no me quedaba para un vasico de vino”. Un día, le cogió por banda “un primo” suyo y le dijo: “Nene, ¿nos quitamos del tabaco y nos bebemos un vasico de vino?”. Dicho y hecho. “Me rentaba mucho más”, afirmó con simpatía. No acertó a decir cuál es el secreto de su longevidad, pero ha trabajado mucho toda la vida y en distintos países. Ocho años en una fábrica o en la vendimia en Francia. Otros tantos haciendo carreteras en Suiza. Todo porque “me hacía falta el dinero”, aseguró. Además, es un hombre atento a la realidad que le rodea, y no cree que la juventud tenga más problemas que en su época. “La gente se queja porque no quiere trabajar, sólo gastar”. Él sabe bien lo que cuesta ganarse la vida.

Celebró su cumpleaños soplando las velas con su familia, esa a la que está muy agradecido por “lo bien” que ha llevado su vida laboral en el extranjero. Se siente con fuerza y ahora no le duele “nada”. De hecho, sólo tuvo molestias musculares “cuando trabajaba”, pero “lleva 35 años sin nada”, contó su hijo. Desde los 65 hasta los cien, “come , bebe, y vive estupendamente bien, sin problemas”.

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