La fe a las faldas de las montañas de Puerto Alto
La Virgen de los Ángeles procesiona en romería entre olivares, ríos y barrancos

Los vecinos de Puerto Alto celebraron sus fiestas en honor de la Virgen de los Ángeles. Como manda la tradición, los festejos se acoplan al día de Santa Ángela, siempre ubicándolos en el primer fin de semana de agosto. Este año, el júbilo fue doble, pues se cumplían dos décadas desde la finalización de la ermita donde reposa la Santa Madre. “Estamos muy orgullosos de la ermita que se levantó para adorar a nuestra patrona”, confiesa uno de los miembros de la junta directiva de la Hermandad. Y es que hasta hace no tanto tiempo, la talla de la Virgen de los Ángeles, descansaba en uno de los cortijos que compone la pedanía jiennense. Otra de las curiosidades de estas celebraciones, es que los vecinos de la urbanización reconocen a la advocación mariana como su “patrona” oficiosa, con todos los respetos mostrados ante la Virgen de la Capilla. También, como mandan los cánones, antes de la salida en romería, se celebró la eucaristía, oficiada por el padre Jesús Millán. Tras las lecturas, y amenizada la liturgia con la voz de la cantaora Cristina Soler, el párroco versó su sermón en el verdadero concepto de riqueza. Utilizó una parábola para recordar que tan solo la riqueza espiritual en Dios es la opción correcta, “pues cuando te reclamen el alma, ¿de qué servirán las riquezas amasadas en la vida terrenal?”, espetó el pastor.
Finalizada la misa, los vecinos se abalanzaron sobre las andas de su Señora de los Ángeles, iniciando el sendero en procesión. Tan solo el sonido de los pasos arrastrando por el abrasador asfalto rompía la solemnidad del acto. A mitad de camino, los vítores y las palmas se abrieron paso, hasta llegar al antiguo lugar de culto. Avituallamiento a base de agua y helados, para retornar sobre las huellas que marcaron la marcha. Las mujeres se envalentonaron, cargaron a hombros a Su Señora, y comandaron la procesión. Descansos a la sombra, suspiros de devoción y vuelta al camino. Sonó la campana que anunciaba la llegada al templo de su moradora, lágrimas de emoción cuando la Señora de los Ángeles pisó de nuevo el interior de la ermita, porque el significado estaba claro: un año de espera para volver a adorar en las calles a la dueña y protectora de los vecinos de Puerto Alto.
“La Virgen de los Ángeles es el nexo de unión de todos los vecinos, y para ella celebramos la convivencia entre nosotros. Hoy el día ha respetado”, sostuvo Francisco Pereira. Pedro Antonio García concretó que se trataba de un día grande para todo el pueblo de Puerto Alto: “No es que estemos muchos, pero los que somos, lo vivimos con mucha devoción”. “Este día se vive con mucho orgullo y con mucha felicidad. Sabemos que nuestra Virgen nos protege a todos como la gran familia que somos”, afirmó Lucía Cantero. Rafael García manifestó que su madre fue quien tuvo la idea de comprar la imagen y hacer la ermita en honor de la Virgen de los Ángeles. “La romería en honor de la Virgen de los Ángeles es el colofón de las fiestas, por eso estamos encantados de que hayan venido los vecinos”, indicó Juan Cantero.