Fernando Adrián indulta un toro en Sabiote
Puerta grande para el diestro madrileño que sale a hombros con Olga Casado

Sabiote celebraba un festejo mixto con motivo de las fiestas de San Ginés y, pese a la amenaza de lluvia, los tendidos registraron una entrada cercana a los tres cuartos. En el cartel figuraban tres debutantes en esta plaza: los matadores Paco Ureña y Fernando Adrián, junto con la novillera Olga Casado, encargados de lidiar toros de Sobral y novillos de Julio de la Puerta y Collado Ruiz Hermanos. Se presentó con imponente trapío el primero de Sobral, que permitió a Ureña lucirse de salida con templadas verónicas y un quite por gaoneras que calaron en los tendidos. Sin embargo, en la muleta el astado se mostró complicado, con escaso recorrido y tendencia a derrotar. El murciano, fiel a su concepto clásico, supo sobreponerse y sacó lo más lucido en la corta distancia. Tras una estocada al segundo intento, paseó la primera oreja de la tarde. El segundo tuvo que ser devuelto al perder las manos en repetidas ocasiones desde su salida, aunque el presente aguardó hasta el tercio de banderillas, informa Marisa Fernández.
En su lugar saltó al ruedo el reseñado en quinto lugar, que apenas ofreció opciones de lucimiento a Fernando Adrián con el capote y en banderillas mostró algunos signos de querer rajarse. El madrileño, que brindó al público, construyó una faena de mérito al tapar los defectos del animal, dejándole la muleta siempre en la cara y obligándole a embestir. Se basó en el toreo de cercanías, citándolo muy cerca y colocándose entre los pitones para sacarle los muletazos de uno en uno. Mató de una estocada contraria al segundo intento y obtuvo también, como Paco Ureña, una oreja. La novillera Olga Casado recibió con mucha entrega al primero de su lote, un novillo de Julio de la Puerta, al que saludó con verónicas de buen trazo que transmitieron al tendido. Tras el paso por el caballo firmó un quite por chicuelinas que encendió la plaza. El astado, justo de transmisión, le permitió desplegar un toreo templado por ambos pitones, mostrando sobre todo soltura en la corta distancia y facilidad para conectar con el público. Remató con ajustadas manoletinas antes de tomar la espada. Con esta no anduvo certera y necesitó varios intentos antes de dejar la estocada que le permitió pasear una oreja.
El cuarto, también de Sobral, tuvo transmisión y fuerza en los primeros tercios, aunque pronto mostró dificultades para seguir los engaños. Con la muleta en la mano, Paco Ureña fue construyendo la faena paso a paso, tratando de encelar al toro y darle continuidad a la embestida. El astado, sin embargo, no colaboró: derrotó con frecuencia y terminó negándose a repetir. El murciano, a base de entrega y mucho oficio, lo intentó con insistencia, pero su labor no alcanzó mayor lucimiento. El quinto resultó el más completo del encierro. Permitió a Fernando Adrián saludarlo con verónicas mientras lo paraba con el capote y, ya con la muleta, ofreció transmisión y movilidad. El madrileño comenzó muy vertical junto a las tablas, toreando muy asentado. El toro respondió con prontitud y, en el centro del ruedo, Adrián fraguó una faena larga y ligada, con series por ambos pitones que aprovecharon la repetición y la nobleza del animal. No se guardó nada y alternó el toreo fundamental con adornos de corte personal, intercalando muletazos de gran plasticidad con otros por la espalda, rematando con exquisita firmeza en las cercanías.
La obra alcanzó tal intensidad que parte del público pidió el indulto del animal. El presidente, que aguantó hasta el límite para evitar el aviso toreando, terminó concediendo el indulto de Fanta, un toro herrado con el número 48, de la ganadería de Sobral. Sin embargo, el trámite dejó imágenes poco habituales: la mayoría del público no agitó pañuelos, como marcan las normas, sino que expresó la petición a base de silbidos. Tampoco se sacaron pañuelos para solicitar los trofeos, que, pese a ello, fueron concedidos en su máxima expresión de manera automática al diestro madrileño. El festejo se prolongó hasta casi las tres horas y la lluvia apareció en el sexto. Olga Casado saludó al novillo de Collado Ruiz Hermanos genuflexa en el tercio, logrando transmitir desde el inicio. Fue un ejemplar noble, con repetición y entrega, que permitió a la novillera hilvanar tandas de toreo fundamental muy asentadas y de notable calidad, en una faena compacta y bien estructurada.
Terminó acortando los terrenos y situándose en las cercanías, mostrando variedad en su repertorio e incluso atreviéndose con la poncina, rubricando así una actuación con sello propio en Sabiote. Cortó las dos orejas tras dejar la espada al segundo intento y el novillo de Collado Ruiz Hermanos, herrado con el 17 y de nombre Doliente fue premiado con la vuelta al ruedo. Al filo de las diez de la noche Fernando Adrián y Olga Casado salieron a hombros de la plaza de toros de Sabiote tras aprovechar las virtudes de los dos últimos ejemplares de la tarde en lo que era un festejo muy esperado por parte del público local y muchos de los aficionados de la provincia.