El agua frena el paso de Santa Ana en Torredelcampo

El tiempo obligó a suspender la procesión tras la celebración de la eucaristía

05 may 2025 / 18:57 H.
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El Cerro Miguelico volvió a convertirse en el corazón del municipio en su tradicional domingo de mayo, con la Romería de Santa Ana y la Virgen Niña, en un día marcado por la fe, la emoción... y también por la lluvia. Desde primera hora de la mañana, los romeros, agrupados en torno a las carpas que teñían de color el entorno natural del Cerro Miguelico, ultimaban los detalles. Como cada año, todo se cuidada para el instante más esperado: cuando se abren las puertas de la Ermita de Santa Ana y los anderos sacan en procesión a “La Abuela” y a la Virgen Niña.

Como es tradición, las imágenes salieron de la ermita y fueron conducidas hasta el altar al aire libre, situado en la falda de pinos del cerro, donde se celebró la eucaristía. Fue entonces cuando el cielo, cargado de nubes oscuras, mostró por unos momentos un tímido rayo de sol. Sin embargo, poco después, justo al llegar a la falda del monte para celebrar la misa, el tiempo cambió. Una fina llovizna fue el preludio de una intensa lluvia que no dio tregua. A pesar de ello, los romeros no se movieron. Decenas de paraguas comenzaron a abrirse por todo el cerro, y bajo ellos se mantenía la atención, el respeto y la devoción hacia Santa Ana y La Virgen Niña. La misa fue igualmente multitudinaria y emotiva, arropada por el sonido de la lluvia, el murmullo del pueblo y los acordes del coro rociero de Jamilena, que puso voz a la eucaristía, aportando un toque de calidez en medio de la adversidad meteorológica. Al finalizar la ceremonia, la Junta Directiva de la Cofradía tomó la decisión: suspender la procesión y regresar directamente a la ermita. Así lo hicieron los anderos, que bajo la lluvia, emprendieron el camino de vuelta, portando a Santa Ana y a la Virgen Niña entre aplausos, vivas, y rodeados de paraguas, mientras el público, esperaba para despedir a su patrona.

En la entrada a la ermita, una petalada recibió a las imágenes entre una gran ovación. Los sentimientos se desbordaron aún más en un ambiente recogido que despedía con un sabor agridulce a “La Abuela” y a la Virgen Niña.

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