David de Miranda sale a hombros de Linares tras una excelsa faena

El diestro onubense consigue cuatro orejas y un rabo y hace olvidar la ausencia de Morante en el Coso de Santa Margarita

31 ago 2025 / 17:29 H.
Ver comentarios

David de Miranda se presentó en Linares con la difícil papeleta de sustituir a Morante de la Puebla y no defraudó a nadie. Se fue del Coso de Santa Margarita con cuatro orejas y un rabo tras haberse entregado en Linares, informa Marisa Fernández.

Desde el inicio dejó claras sus credenciales, destacando con el capote en un quite por gaoneras que llegó con fuerza a los tendidos. Comenzó su faena de muleta con los pies juntos, sin moverse, arriesgado mucho y continuó con naturales muy largos por el pitón izquierdo. Fue una labor compacta, en la que supo llevar al toro por abajo, aguantando con firmeza que el animal quisiera embestir. Mató de una estocada y cortó dos orejas de manera incontestable.

Al cuarto lo recibió a la verónica, sacándoselo con temple desde las tablas, y en el quite mostró variedad con los delantales. Con la muleta inició genuflexo, llevándose el toro hacia los medios. Sin titubear, planchó la muleta en la mano derecha y comenzó el toreo en redondo, vertical y ligado, con varias tandas de poder y mando. Por el pitón izquierdo, el toro se quedaba más corto y parado, pero el onubense aguantó con firmeza, sobre todo en los momentos en los que esperó los parones del animal. En la parte final de la faena se metió entre los pitones, ligando muletazos desde muy cerca y desatando la emoción en la plaza. Con las impresionantes bernardinas finales la plaza se entregó, y tras una estocada paseó los máximos trofeos alcanzados.

Pablo Aguado desplegó su prodigioso capote en unas verónicas de enorme suavidad, así como en un quite por chicuelinas de gran personalidad. Ya con la muleta, se encontró con un toro falto de transmisión, aunque ello no le impidió que su faena estuviera marcada por la personalidad y la estética que lo caracterizan, dejando pasajes de gran torería, destacando una tanda de derechazos de notable calidad y un final en el que expuso con verdad. Mató de media estocada al segundo intento y escuchó palmas como balance de su actuación.

Pablo Aguado volvió a dar un recital de toreo en Linares después del de la pasada temporada en el quinto toro de la tarde. Las tandas con la mano derecha tuvieron poder y sometimiento, llevando al toro en muletazos largos. Con la mano izquierda, las tandas fueron más cortas, pero con unos naturales de gran pureza y verdad. Faena de excelsa belleza y empaque, con muchísima personalidad. Incomprensiblemente, un pinchazo antes de la estocada definitiva, le privó de unos más que merecidos trofeos y saludó una ovación.

El tercero fue un toro complicado desde la salida, al que le costó fijar sus embestidas durante toda la lidia. Manuel Román lo brindó al público y, con la muleta, logró los momentos de mayor lucimiento al natural, toreando con temple y buen trazo por la mano izquierda. Mató de una estocada, y aunque el público pidió la oreja, el presidente no concedió el trofeo. Dio finalmente una vuelta de honor al ruedo linarense.

Cerraba la feria de San Agustín Manuel Román que recibió al sexto con un buen ramillete de verónicas. Brindó el toro al banderillero José Antonio Carretero y lo entendió para aprovechar las virtudes del burel. Creó una faena que se basó en el temple, llevando la muleta arrastrada por el albero y toreando tanto con la derecha en circular, como con la izquierda. Sumó muletazos de mucha conexión con los tendidos por su estética, pero la faena se alargó y perdió en intensidad. Falló con la espada lo que le impidió sumar trofeos.

La gran dimensión dada por David de Miranda en su presentación en esta plaza, el empaque y la pureza de Pablo Aguado y la proyección de Manuel Román fueron la base del último festejo del abono Linares que terminó con la salida a hombros del onubense.

Provincia