Alcaudete, un pueblo de leyenda

Última entrega de “Ciudades con duende” con el municipio situado a los pies de la Sierra de Ahillos como protagonista

07 sep 2024 / 07:00 H.
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Hay muchas ferias medievales. Originadas, en su mayoría, por un tejido de artesanos que han hallado en esa época su fuente de inspiración y negocio. Ferias que carecen de una base histórica o que ésta surge a posteriori y solo para tratar de fundamentar el mercadillo que algunas corporaciones municipales o asociaciones de vecinos o comerciantes deciden incorporar a sus festejos. No es el caso de las Fiestas Calatravas de Alcaudete que, desde el año 2005, se celebran en la localidad el segundo fin de semana de julio. Ahí está su imponente castillo para corroborarlo. Tomado definitivamente en el año 1240 por Fernando III –El Santo– y cedido por éste a la Orden de Calatrava, en la actualidad acoge un centro de interpretación sobre la vida y la estructura interna de esa orden y sobre los ingenios de guerra empleados para el ataque y la defensa de esta fortaleza que, durante bastantes años, sirvió de frontera entre el reino cristiano de Castilla y el reino nazarí de Granada. Guárdense este plan para el año que viene: además de la clásica decoración con guirnaldas, estandartes y pendones del casco histórico del municipio y del populoso mercado que se sitúa en la colina del castillo, durante esos días podrán disfrutar de la recreación de ese período, por parte de los vecinos, y de un amplísimo programa de actividades para todos los públicos.

Situada a los pies de la Sierra de Ahillos, en la comarca de la Sierra Sur y en el sur-occidental de nuestra provincia, Alcaudete puede presumir de estar a media hora escasa de la capital y a menos de una hora de Córdoba y Granada. Su término municipal tiene una extensión de 237 kilómetros cuadrados, lo que representa menos del 2% de nuestra provincia y apenas el 0,04% de nuestro país. A priori, una menudencia, un grano de arena más en el vasto desierto, pero supongamos por un momento que no existiera, hagamos ese funesto ejercicio: ¿qué sería de las navidades de medio mundo en tal caso, Dios bendito? ¿Con qué carajo las endulzaríamos si en 1961 Jerónimo Jiménez no hubiera decidido fundar Doña Jimena? En la actualidad, esta empresa “familiar” se encuentra presente en más de 60 países, con filiales propias en México, Argentina, Portugal o en los mismísimos Estados Unidos de América. El importantísimo patrimonio arquitectónico que posee la villa –constituido por edificios de carácter civil y religioso y de muy diversos estilos– obedece a la gran expansión que experimentó entre los siglos XVI y XVIII.

Su Iglesia de Santa María la Mayor, junto al castillo calatravo, la construcción más insigne del municipio, conforma un clarísimo ejemplo de la diversidad de propuestas estéticas que caracterizan el arte hispano del siglo XVI; fue declarada Bien de Interés Cultural y en el libro de fábrica que se conserva se menciona la participación de Vandelvira alrededor del año 1558. En el interior de la Iglesia de la Encarnación o del Carmen se hallan imágenes de gran importancia artística, entre las que destacan un Cristo yacente articulado, atribuido al creador José de Mora; y la talla de San Elías, del famoso escultor Pedro de Mena y que es hoy la pieza de imaginería de más valor de Alcaudete. Su Semana Santa cuenta con once cofradías, destacando, entre todas ellas, la de Los Apóstoles, una de las más antiguas y caracterizada por las largas pelucas que emplean sus miembros que, a su vez, durante su estación de penitencia, se cubren el rostro con caretas de cartón y visten ropas típicas de la época.

Otro de los principales atractivos de Alcaudete –en el año 2016 obtuvo el tercer puesto nacional– es su cementerio. Se construyó en 1807, cumpliendo la Real Cédula de 1787 en la que Carlos III ordenaba que los camposantos se situaran fuera de los cascos urbanos, y se erige, en la actualidad, en uno de los más antiguos de nuestra provincia e incluso de España. En su interior se encuentra la ermita de santa Catalina, de cuya construcción original únicamente se conserva la capilla mayor, que está decorada con un conjunto de pinturas murales fechadas en la segunda mitad del siglo XVI y atribuidas a Raxis, uno de los principales artistas del sur del país. Dentro de su término municipal se encuentran las reservas naturales de la Laguna Honda y la Laguna del Chinche, de gran interés ecológico por las aves que las habitan: flamencos, malvasías, ánade real, calamón...

Y, además del núcleo principal, cuenta con tres aldeas: La Bobadilla, El Sabariego y Los Noguerones, en la que nació una de nuestras escritoras y dramaturgas más reputadas: Felisa Moreno Ortega. Me acerco al final de mi relato y todavía no he mencionado la Casa Consistorial, construida en la segunda mitad del siglo XVIII, de estilo barroco clasicista y de la que destaca, sobre todo, la magnífica portada de su fachada principal; ni la Iglesia de San Pedro, del siglo XVI y estilo renacentista; ni el Convento de Santa Clara, fundado en el año 1500 y perteneciente a la Orden de Las Clarisas de San Francisco; ni su Fuente de la Villa, situada en mitad de la Calle del Carmen, en pleno pulmón de la ciudad. Y por si todo esto fuera poco, lo más aventureros pueden adentrarse en la Sierra Ahillos a buscar un tesoro, a hacer cierta la leyenda...



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