Concierto a dos bandas
Comienza el curso político en el Ayuntamiento de Jaén con diez millones de euros previstos para invertir y la patata caliente del traslado de competencias de Recaudación a la Diputación
No estaba escrito en el guion de la comparecencia pública con la que comenzó el curso político en el Ayuntamiento de Jaén hablar de fricciones políticas entre dos socios de gobierno llamados a entenderse por el bien propio y el común de la estabilidad municipal. Las diferencias ideológicas existen, corroboradas por las dos caras de la moneda que sirvió en bandeja una moción de censura, pero la música tiene que continuar en una legislatura en la que el concierto final dependerá de otras actuaciones electorales que también importan. El alcalde, Julio Millán, y su primera teniente de alcalde, María Espejo, alardearon ante los periodistas de proyectos, inversiones y compromisos que el Partido Socialista, con el beneplácito de la “mosca cojonera” de Jaén Merece Más, trabajará en el próximo cuatrimestre. Diez millones de euros a los que habrá que sumar los que arrima la Diputación, los que promete el Gobierno central y los que quiera arrimar la Junta de Andalucía en una ciudad necesitada de discriminación positiva en forma de cariño institucional. Hubo que esperar al turno de preguntas para comprobar que, aunque ambos dirigentes están en el mismo barco, hay ocasiones en las que cuesta remar en la misma dirección.
“Vasallaje” fue el término empleado, concretamente, cuando hubo que poner las cartas sobre el atril para explicar lo que ocurrirá con el servicio de Recaudación. El Ayuntamiento, como la mayoría de los noventa y siete que tiene la provincia, estudia trasladar las competencias a la Diputación y, mientras Jaén Merece Más deshoja la margarita, la oposición intenta sacar tajada de una maniobra que, sin embargo, funciona en sus propios feudos municipalistas. Hay revuelo en la Plaza de Santa María entre los más de cuarenta trabajadores que se verán afectados, de una manera u otra, por una estrategia que el alcalde impulsa, valga la redundancia, para recaudar dinero y contribuir a sanear las maltrechas cuentas municipales. No se tendrán que mover los funcionarios de sus sillas, pero la forma de trabajar tiene cambiar sí o sí, por lo que está garantizada la batalla interna por motivos evidentes. Julio Millán dio detalles de los beneficios que conllevará para la ciudadanía cambiar la gestión de este servicio municipal de manos y, sin embargo, María Espejo dejó a los presentes con la intriga de dos informes en los que basará la decisión de la “mosca cojonera” con la que, textualmente, calificó a su partido, uno del Consejo Económico y Social de la Ciudad y otro del Colegio de Economistas, organismos que, por cierto, recibieron el encargo de su presidente, Juanma Camacho, dos días después de aquella comparecencia pública de comienzo de curso político.
Queda todavía mandato para comprobar cómo terminará esta segunda oportunidad de la fuerza política que rompió con el Partido Popular en el Ayuntamiento de Jaén y, sin embargo, decidió continuar su idilio municipal en Santiago-Pontones, Santisteban del Puerto y Baeza. La inercia de la experiencia hace pensar en una ruptura “in extremis” antes de que llegue la próxima cita con las urnas. Hay que hacer ver a los potenciales votantes que lo único que les mueve es el amor por una tierra en la que todo cuesta el triple esfuerzo. El “vasallaje” puede ser la excusa perfecta para marcar territorio y, aunque la estrategia está menos clara que el liderazgo, queda transparente como el agua que tener la llave de la gobernabilidad es una responsabilidad tan grande como la Catedral de Jaén. Los tambores de guerra suenan lejos y, por el momento, quedan ocultos por el ruido de quienes tampoco saben qué quieren ser de mayores, si continuar el camino que les marcan o atrochar por la vereda que marca el destino. Mientras tanto, sigue el concierto a dos bandas.
Imperó la fuerza de la razón en una cuestión con manos políticas
No quiso el rector de la Universidad de Jaén, Nicolás Ruiz, utilizar la llamada del comodín y, finalmente, fue la fuerza de la razón, el ímpetu de la sociedad y la alineación de astros políticos los que explosionaron a favor de la implantación del grado de Ingeniería Biomédica en el Campus de Linares, compartido con la Universidad de Granada. Al margen del cinismo que se estila en lo público, que da para unos cuantos relatos, el Consejo de Universidades, dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, tiró por tierra los dos informes desfavorables de la Agencia para la Calidad Científica y Universitaria, adscrita a la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación. No votó el rector de Granada, el jiennense Pedro Mercado, en la Comisión Permanente de la que forma parte, pero tanto su intervención como la de Nicolás Ruiz fueron claves para que el secretario general, Francisco García, y el resto de dirigentes académicos presentes el martes en aquella reunión votaran “sí” a la implantación de una titulación que, finalmente, se estrenará en 2026. Hay que aplaudir la maniobra política, la estrategia universitaria y, de la misma manera, el gesto de la Junta de no poner más piedras en el camino.
EN CORTO. Elecciones andaluzas y, después, candidatos municipales
Hay nerviosismo en el seno interno del Partido Popular, porque no está claro quién será el próximo candidato a la Alcaldía de la capital, en femenino o en masculino. Se hacen, incluso, apuestas acerca de quiénes continuarán de los actuales concejales que hay en el principal partido de la oposición y todo hace indicar que sobran dedos de una mano. El caso es que la directriz de Sevilla es que primero hay que celebrar los congresos, después pasar por el importante filtro de las elecciones autonómicas y, a partir de ahí, buscar a los mejores para esos bastones de mando que fueron de mano en mano, como la canción de la falsa moneda, por un cúmulo de circunstancias en las que, por supuesto, no hay un solo culpable.