El Pontificado de León XIV

    22 may 2025 / 08:36 H.
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    León XIV empieza su Pontificado con un mensaje de amor y de unidad en un mundo que tiene pendiente la reconciliación. Su mandato llega en un momento en el que su papel reivindicativo será clave para poner fin a una guerra injusta que hace que la preocupación sea cada vez mayor en la Franja de Gaza, donde Israel impide, incluso, la llegada de ayuda humanitaria. El precio de la hostilidad se ve entre los niños, las personas mayores y los enfermos y, en este sentido, el llamamiento a la paz tiene que ser unánime para sembrar de esperanza un día a día roto por el odio y los combates. La misa inaugural fue una oportunidad para que Robert Prevost pudiera presentarse ante los ciudadanos como el sucesor del papa Francisco y, sobre todo, un “servidor emocionado” al servicio de la Iglesia, que tendrá una labor importante para sembrar la unión entre los pueblos entre tanta polarización y confrontación inhumana. León XIV demuestra, incluso, en los primeros días de su mandato, que hay que pasar de la teoría a la práctica, pisar suelo y forzar reuniones al más alto nivel que terminen en un alto el fuego. La prueba está en el encuentro que mantuvo con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski. Una vez terminada la celebración eucarística que marca el inicio del Pontificado, se abre una nueva etapa en la que León XIV marcará su impronta, aparentemente, sin cambios radicales, pero sí con una nueva política de gestos importante. Su misión consistirá en reforzar el compromiso de la Iglesia con los pobres y con los que más sufren, de ahí sus críticas directas a un “paradigma económico que explota los recursos de la tierra y explota a los más pobres” o su alusión a las víctimas de Gaza.

    Editorial