Por un puñado de Lorcas

    24 jun 2025 / 08:53 H.
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    Por un puñado de Lorcas

    Seguro que has visto la escena del Ministerio del Tiempo: Julián, uno de los agentes de investigación, comparte capítulo con Federico García Lorca. Le avisa: —No vuelvas a Granada—. El poeta, desconcertado, viaja al Sacromonte de finales de los setenta de la mano del detective. Él, que va a ser asesinado en los primeros días de la Guerra Civil, en 1936, sabe que está entre los que perdieron la guerra. Es realmente emocionante ver cómo disfruta de uno de sus poemas en la garganta flamenca de Camarón. El acompañamiento de la guitarra tampoco tiene desperdicio. Por solo esta escena merece la pena la serie.

    Más aún sus palabras: —He ganado yo, ellos no—, en primera persona del singular que estos días, en medio del escombro que han generado algunos (ojo, en masculino) sinvergüenzas, manipuladores, ladrones, extorsionadores y prostituidores, de más cerca que lejos del PSOE, transformamos en primera persona del plural aquellos que fuimos víctimas de un sistema en el que la desfachatez y la inmoralidad se habían hecho cargo de la estructura del partido. Por eso, desde la tristeza y el resentimiento (otro día hablaré de esto), os digo: ¡Hemos ganado nosotras, hemos ganado nosotros, ellos no!

    DANIEL CAMPOS LÓPEZ / LINARES

    Maldito ictus

    Cuando lo personal es lo más importante, no te salen temas para escribir. Por eso hoy necesito hablar de lo que hasta el miércoles era de los demás y parecía que nunca te tocaría. Hasta ese día, el ictus estaba muy presente en conversaciones diarias. Te contaban, leías... que fulanito o menganito lo padecía con secuelas de distinta índole, pero jamás, o eso creías, podías imaginar que esa hiriente enfermedad atacaría al más débil de tu familia, en este caso a mi madre. A pesar de sus 88 años, “ La Sole “ estaba muy bien. Achaques propios de la edad, con lentitud en sus acciones, pero totalmente cuerda con la ayuda de mi padre de la misma edad. El miércoles, como decía, el dichoso ictus la ha postrado en una cama de Hospital hasta saber su alcance. No recuerdo a mi madre ingresada. Creo que ni cuando parió a los 6 hijos que tuvo. Ahora mismo me da igual la Política, el Real Jaén y cualquier cosa que sea ajena a la salud de mi madre. Un susto grande el que nos dio la Sole cuando no respondía a nada ni a nadie y sus estímulos eran casi nulos. Por suerte, a la hora de escribir esta líneas, ha respondido bien al tratamiento y su mejoría va siendo latente. En estos momentos te das cuenta de lo esencial de la vida y de lo residual que es todo lo que nos rodea. Escribo desde el hospital con un nudo en el estómago pero sabiendo que voy a seguir teniendo madre porque Dios no la quiere aún a su lado por suerte para todos. Situación difícil que nos enseña la fortaleza humana y el odio a las enfermedades. Maldito ictus. Maldito seas, a mi madre no.

    RAFAEL ORDÓÑEZ MARTÍNEZ

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