María Castellano Arroyo: una mujer de vanguardia
María Castellano Arroyo: una mujer de vanguardia
Cuando recibí una invitación de la Casa de Extremadura en Jaén para poder escuchar a esta mujer excepcional en el tradicional Ciclo de Jornadas Culturales que organiza esta asociación, tuve claro que no podía perder la oportunidad de conocerla, confesando, no sin cierta vergüenza, que a pesar de compartir profesión, tierra —de adopción en mi caso—, e institución educativa en la que cursó bachillerato —Hermanas Carmelitas de la Caridad— no había oído hablar de ella hasta ese momento.
El presidente de la asociación, Francisco Fernández Montero, explicó a las personas que llenaban el salón esa tarde, que había invitado a María Castellano a este Ciclo de Mesas Redondas hacía ya tiempo y que no le había sido posible atender a su petición hasta que, viéndose ya gravemente enferma, quiso cumplir su compromiso y aceptó acudir en este mes de marzo, especialmente dedicado a la mujer. Apareció una mujer menuda de tamaño, que acababa de recibir un ciclo de quimioterapia en Madrid el día anterior, y que no dudó en trasladarse la mañana siguiente hasta su tierra de Jaén para hablarnos de “La mujer fuente de beneficios familiares y sociales”. Desarrolló su intervención con máximo interés, sin ahorrase un ápice de ilusión y entrega, para reclamar ese espacio para la mujer a quiénes la escuchábamos, sin que nadie pudiera sospechar que su gravedad era tal que solo un mes más tarde fallecería en Madrid. Su intervención dejó en mí la huella que solo dejan las personas que han sabido ser maestros por vocación y que, por tanto, han vivido para servir; esa palabra, “servicio” es la que podía resumir el contenido de su conferencia. Su momento de entrada en la vida fue un día de Reyes de 1948 en una cortijada de nuestra provincia, Castillo de Fuentetétar, en una familia sin recursos; desde ese puesto de salida, nada fácil, logró trazar una carrera jalonada de éxitos profesionales y humanos que la llevó a ser la primera mujer catedrática de una facultad de Medicina en España (Zaragoza, 1980). Sus aportaciones en Psiquiatría Forense (Valoración del daño psíquico y de la peligrosidad), en Deontología Médica y en Derecho Sanitario, y sus incontables reconocimientos, se pueden encontrar en internet y son tan extensos como valiosos, pero lo que deseo resaltar es aquello que hace especial a esta mujer, y que es su capacidad de trabajo para ponerlo al servicio de la sociedad con la humildad de los grandes. Ante la admiración suscitada por la trayectoria de una mujer nacida en el mundo rural, sin recursos económicos, y en un mundo entonces de hombres, era natural que surgieran preguntas sobre cómo pudo conseguirlo y cómo pudo compatibilizar sus tareas como madre de familia numerosa; pero ella entendió que no había tiempo que perder hablando de dificultades cuando aún hay que pedir ese espacio que permita a las mujeres ser vanguardia de progreso y, entendiendo nuestra dificultad para comprender cómo había podido lograrlo, solo aceptó referir que no se sintió discriminada, recibiendo el apoyo de su marido en el ámbito intelectual, pero teniendo que esforzarse y renunciar a una vida social para poder conciliar con su familia.
Falleció en Madrid el pasado 2 de mayo y volvió a su tierra de Jaén para ser enterrada. Mi admiración y agradecimiento a la doctora María Castellano Arroyo.
HERMINIA NAVARRO CABRERA
Papá ve en tren
Corría el año 1973 y un entrañable anuncio tocaba la fibra sensible del espectador en aquella televisión en blanco y negro con solo dos canales. Una voz en off de niño nos contaba cómo papá se levantaba al oír el despertador, se iba de viaje de trabajo; besaba a cada uno de sus tres retoños que simulando estar dormidos le decían: ‘Papá ven en tren’ y antes de salir de casa estampaba dos besos a su mujer. El buen hombre subía confiado al tren al que veíamos deslizarse a gran velocidad sobre los raíles a la par que caían las hojas del calendario; viaje de ida y de regreso. La escena final nos mostraba a papá sonriente asomado a la ventanilla con el tren parado en la estación y mamá con los tres niños en el andén recibiendo alborozados a su esposo y padre quien bajando del vagón se acercaba a ellos y levantaba a la niña: Final feliz. A día de hoy, dicho anuncio sería una quimera, algo utópico: papá no saldría a su hora, con suerte no se detendría en medio de un secarral o en el interior de un túnel y a la vuelta, su familia esperaría desesperada hasta que el tren enfilara el andén con varias horas de retraso y el atribulado viajero, consternado y desolado, bajara de esa máquina infernal cual potro de tortura. El mensaje no puede ser más explícito: ‘Papá, no seas temerario y salvo fuerza mayor, ni se te ocurra venir en tren. No te la juegues.’ Humor e ironía no exentos de ningún tipo de crítica.
FRANCISCO JAVIER SÁENZ MARTÍNEZ
El brillo del equipo ante un “plantillón”
Muchos analistas coinciden en que el último Clásico fue un fiel reflejo de lo que ha sucedido en toda la temporada tanto para el FC Barcelona como para el Real Madrid. El conjunto blanco, flamante campeón de Liga y Champions en la campaña anterior y con un refuerzo de talla mundial como Mbappé, se vio superado por un cuadro de Hansi Flick que ha tomado en el trabajo de equipo como una de sus virtudes. Los culés corrieron nueve kilómetros más que su máximo rival, que ha tenido en este aspecto su particular cáncer.
FAUSTINO LASARTE GÁRATE