La traición (capítulo 3)

    08 may 2025 / 09:36 H.
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    La traición (capítulo 3)

    Don Fabián, inquieto por la reacción de su esposa, decidió ir a la cocina para asegurarse de que todo estaba bien. Al abrir la puerta, se encontró con un hombre desconocido que, al verlo, salió corriendo apresuradamente por la puerta de acceso al jardín.

    Atónito, confundido y lleno de rabia, regresó a la sala y enfrentó a su mujer.

    —¿Quién era ese hombre? —preguntó con la voz temblando de furia—. ¿Qué está pasando aquí?

    La esposa, visiblemente nerviosa, trataba de encontrar las
    palabras adecuadas, pero apenas logró balbucear:

    —Cariño, yo...

    —¡No quiero excusas! —la interrumpió, alzando la voz—. ¿Cómo pudiste hacerme esto? ¿Cómo pudiste engañarme de esta manera, después de todo lo vivido?

    La mujer, con lágrimas en los ojos y la voz quebrada, intentaba defenderse.

    —Fue un error... un acto estúpido, impulsivo. No sé en qué estaba pensando... Yo te amo, Fabián, ¡te amo más que nunca! Aunque ahora esas palabras ya no signifiquen nada para ti...

    Don Fabián, herido en su orgullo y traicionado hasta lo más profundo de su ser, apartó la mirada y negó con la cabeza.

    —El amor no se traiciona. No quiero saber nada más de ti —su voz, antes cargada de ira, ahora sonaba fría, casi vacía—. Empaca tus cosas y vete de esta casa.

    La esposa, destrozada y temblorosa, sintió que el mundo se derrumbaba a su alrededor. Apenas pudo moverse, congelada por el peso de su culpa. En su mente resonaba una pregunta amarga:

    —“¿Cómo puede salir todo tan mal?”.

    Y como un eco silencioso, una segunda pregunta la perseguía, cortándole el aliento:

    —“¿Cómo puede el amor volverse traición?”

    —Se quedó sola, con la maleta a medio hacer, mientras un silencio helado le pesaba más que el remordimiento.

    ANA CACHINERO / Jaén

    La justicia real española

    Por su poca importancia social y ser ya tan normal en nuestra Justicia, apenas ha trascendido que el Tribunal Supremo ha rechazado la querella de varios juristas contra Juan Carlos I por su dinero oculto en Suiza; total, una miseria en su vida económica, como otros detalles de su real vida política y hasta sexual.

    Esto aliviará incluso a los pocos que prometieron manifestarse en favor de tales juristas, pero sólo medio año después, por lo que
    ya no tendrán que molestarse ni en salir de su casa; para no
    hablar de los que antes se manifestaban contra la realeza los 14 de abril, protesta que tuvo tan lento como lamentable fin.

    DIEGO MAS MAS

    Trump, vergüenza mundial

    Cuando, ante la muerte de un Papa, Trump bromea, hasta disfrazarse de serlo, con que él sería el mejor, no sólo ofende a los l.400 millones de católicos, sino a todos los que, de otros grupos cristianos, otras religiones o ateos, tenemos la mínima decencia de respetar las creencias de los demás. Su alarde de despotismo es, sin ninguna duda, una vergüenza mundial.

    ALFONSO PRADA CANO

    Ni Trump ni esos papas

    Ante la elección de un nuevo Papa, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dicho tan tranquilamente desde la Casa Blanca a los periodistas presentes: “Me gustaría ser Papa. Esa sería mi opción número uno. /.../ Nadie lo haría mejor que yo”; incluso ha llegado a presentar una imagen suya vestido de Papa. Otro con menos poder estaría ya destituido y encerrado en un manicomio. Su patente insensatez destapa también la del Vaticano, que va eligiendo a viejos y de por vida, como infalibles y libres de elegir a otros de su cuerda que perpetúen después sus ocurrencias, que la historia y sólo muy tardíos sucesores desmienten.

    MARÍA FAES RISCO

    ¿Para cuándo un nutricionista en Sanidad Pública?

    una pregunta: ¿Para qué existe la carrera de Nutrición y Dietética si luego no abren plazas para la Sanidad Pública? Actualmente estamos ante un momento donde las enfermedades crónicas están ligadas a la alimentación: diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares —que, además, van en aumento constante—, resulta necesaria la figura del dietista nutricionista.

    Estos profesionales no solo desempeñan un papel fundamental en la prevención, sino también en el tratamiento de numerosas patologías donde la alimentación puede marcar la diferencia en la salud y la calidad de vida de esa persona. Invertir en nutrición es invertir en salud, no es una idea nueva en otros países han integrado a los nutricionistas en su atención primaria y hospitalaria con resultados positivos.

    Entonces, ¿a qué estamos esperando?, ¿Por qué no en España? La formación existe —universidades, másters, formaciones—
    y profesionales más que preparados también, aunque muchos acaban trabajando en otros sectores por falta de oportunidades. Lo que falta es la voluntad de integrarlos en un sistema, que necesita una visión más preventiva y multidisciplinar.

    LAURA BOO RUIZ

    Cartas de los Lectores