Hoy, once de mes
Este mes de agosto la celebración mariana por excelencia es la Asunción de la Virgen, devoción a la que está dedicada nuestro primer templo diocesano; la Catedral de Jaén. Pero antes de hablar de la Asunción, creo que es merecido y necesario hablar de una celebración desconocida en nuestro querido Jaén, desconocida, pero muy emotiva y digna de ser proclamada. En nuestra tierra, un joven de 21 años, seminarista, era maltratado por necios aprendices de soldados, toscos en cuerpo y alma. Estaba prisionero en la localidad de Monte Lope, una pedanía de Martos, de donde era natural y adonde regresó tras ser cerrado el Seminario de Jaén. Manuel, que así se llamaba, aunque era joven en edad, despertó la admiración de quienes lo conocieron, pues nació en un rudo ambiente de campo, pero supo tener la inquietud por el aprendizaje, el servicio y la ayuda a los demás, y una clara y fuerte devoción, que lo llevó a estudiar para ser siervo de dios. Estando preso en su pueblo natal, y obligado a diversos trabajos por su captores, éstos pretendieron de él que vertiera en contra de su fe blasfemias y reproches, y al negarse el seminarista, estando en medio del olivar, a las afueras de Monte Lope, lo mataron y su cuerpo, envuelto en sangre de mártir, quedó en el olivar la noche del 8 de agosto. Allí quedó sólo, tendido el cuerpo inmolado, asesinado por ser seminarista y por no querer renunciar a su fe; un verdadero mártir de la Iglesia.
Cada 8 de agosto se celebra una Misa en el olivar de Monte Lope, justo en el lugar de su martirio, donde se ha levantado una cruz de obra encalada, una estatua de la Virgen del Carmen, y una estructura que señala el lugar santo. Es una Misa especial, en medio de los olivos, en el mismo sitio de los hechos. Tenemos tan cerca un verdadero lugar de martirio y santidad. Rezamos a santos de otras latitudes, de otras épocas, muchos se veneran desde la oscuridad del tiempo, en no pocos casos mezclando realidad con imaginación. Quizás una devoción a un santo necesite recorrido y tiempo. Manuel Aranda tiene todo el tiempo del mundo, pues para los creyentes, ya está intercediendo ante Dios Nuestro Señor. Manuel Aranda fue beatificado en octubre de 2013 por el Papa Francisco en la Carta Apostólica de beatificación de Mons. Manuel Basulto Jiménez, Obispo de Jaén, y de cinco compañeros mártires, en que se decía: “5.- Emmanuel Aranda Espejo, Seminarii alumnus, die XXII mensis Martii anno MCMXVI in loco Monte Lope Álvarez natus est in familia agricolarum, catholica ac devota, in qua fidem accepit vocationemque sensit ad sacerdotium. Etiamsi tempus Ecclesiae esset inclemens, ingressus est Seminarium firmiterque progressus est hoc in itinere. Aestivo tempore, dum paternae domi vacabat, comprehensus est ac detentus in quadam cappella. Cum recusaret blasphemare aliave opera contra religionem suam perficere, interfectus est in loco Martos die VIII mensis Augusti anno MCMXXXVI”.
Volviendo a la Asunción de la Virgen, se trata de la celebración del paso de la condición terrena a la bienaventuranza celestial de aquella que engendró en la carne y acogió en la fe al Señor de la vida. Como dijo Benedicto XVI en el rezo del Ángelus del 15 de agosto de 2010, la “Virgen María, asunta al cielo, no ha abandonado su misión de intercesión y salvación, A ella, guía de los Apóstoles, apoyo de los mártires, luz de los santos, dirigimos nuestra oración, suplicándole que nos acompañe en esta vida terrena, que nos ayude a mirar al cielo y que nos acoja un día junto a su Hijo Jesús”. Para los jiennenses es una celebración especial al estar dedicada nuestra Catedral a la Asunción de la Virgen. Este año se celebra el 75º aniversario de la declaración del Dogma de la Asunción de María a los cielos. El 14 de agosto habrá un repique general de campanas a las 12:00 horas, y entre las 18:30 y las 20:30 horas se expondrá a la veneración pública a su patrona, la Virgen de la Antigua. El día 15, a las 11:30 horas, habrá celebración eucarística, que comenzará con una procesión claustral con la imagen de la Virgen por las naves del Templo mayor. Al término, habrá una bendición secular a los jiennenses y a los campos de Jaén, con el Santo Rostro, desde los cuatro puntos cardinales de la Catedral, a través de sus balcones.
Mientras, en San Ildefonso, en su Camarín, la Virgen de la Capilla, patrona y consuelo de los hijos de la capital del Santo Reino, seguirá estando presente en el corazón de los jiennenses. Allí podemos acudir para implorar su protección. Virgen querida de la Capilla, bendita seas entre todas las mujeres, y bendita seas entre todos los hombres. Tú, que quisiste venir a Jaén para socorro de nuestros mayores; rogad por nosotros.
MIGUEL SÁNCHEZ-GASCA