¿Hasta cuándo seguirá esto?

    21 may 2025 / 08:52 H.
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    ¿Hasta cuándo seguirá esto?

    Lo que era al principio una preocupación pasó a ser una desesperación y, al final, derivó en impotencia y alcanzar un estado en el que todo continuará igual hasta el día de la bajada a los infiernos. Cualquier sevillista puede tener ese pensamiento ahora mismo, pero hay muchos que no quieren ese destino final para un club de la talla del Sevilla FC, con siete títulos de Europa League, una Supercopa de Europa, cinco Copas del Rey o el título de mejor club del mundo en 2007. Ese descontento quedó manifiesto en durante el último esperpento, en partido oficial, de esta temporada en el Ramón Sánchez-Pizjuán frente al Real Madrid. Los gritos contra la junta directiva han pasado a ser la banda sonora en una afición que no puede más de un afición que, ante el cuadro blanco, entró en gran cantidad durante la segunda parte. Sí, el equipo jugará otro año más en Primera, pero cómo habría llegado a la última jornada de no ser por aquella victoria sufrida, y con polémica, ante Las Palmas. Ya empiezan a sonar nombres para el banquillo, ya sea Bordalás o Íñigo Pérez. Pero, con este panorama, una guerra por las acciones sin fin y un club que económicamente no está para alegrías, ¿quién va a querer sentarse en ese asiento?

    FAUSTINO LASARTE GÁRATE

    Debemos detener las locuras que nos enfrentan

    Recuperar el sentido natural de los vínculos y propiciar el entendimiento entre corazones diversos, nos afianza el sentido de familia humanitaria. Por ello, es fundamental, que los pueblos se hallen vivos en el compartir. Máxime en una época en la que el hambre extrema crece y los diversos conflictos aumentan. Atmósfera que nos deshumaniza por completo y nos vuelve inhumanos. Debe cesar, por consiguiente, el aluvión persistente de pugnas. La paz tiene que ser posible en los hogares,
    en el trabajo, en la sociedad. Personalmente, me niego a que
    sea un horizonte imposible. Comencemos, entonces, por poner orden en nuestro quehacer diario, en nuestra cotidianidad, aminorando las tensiones, con el mero hecho de aprender a reprendernos. Tiene que ser nuestra primera obligación, enmendarnos, tomar una pausa de descanso entre una discordia y otra. Sinceramente, no podemos caer tan bajo. Necesitamos activar la coherencia, despertar la conciencia y practicar la visión del alma, desterrando el orgullo egoísta de nuestros andares y las reivindicaciones poderosas, midiendo nuestras voces, porque igualmente se puede herir y matar con las palabras, no sólo con las armas. Practiquemos, pues, lo de hacer el corazón sin coraza. Bajo esta óptica, considero fundamental el ejemplarizante aporte que las religiones, pueden ofrecer para favorecer contextos de alianza. Hacer comunión y comunidad, de igual forma, nos demanda a ser respetuosos entre sí para construir relaciones de concordia; sin obviar, que donde una puerta se cierra, otra se abre. No podemos vivir aterrorizados, quizás tengamos que aprender a amarnos para poder caminar por este mundo de contrariedades y absurdos; esto nos demanda a interiorizar nuestros propios pulsos, con sus poéticas pausas de luz, animados por el deseo del reencuentro más que del encontronazo. Activemos, en consecuencia, el discernimiento justo. Por desgracia, la marea de injusticias es otro enloquecimiento más, que debe concluir para remediar las desigualdades entre continentes diversos. El espíritu del juego limpio es esencial para cohabitar y poder movernos, comenzando por aprender a valorarnos, queriéndonos los unos a los otros. Salvar las diferencias y promover la igualdad entre análogos, lo considero vital para impulsar ese cambio social de unión y unidad preciso.

    Desde luego, otro mundo es posible cuando dos se hermanan. El hermanamiento es el camino y la comprensión es el abecedario, para volver al lenguaje de lo auténtico. Sin duda, es una verdadera necesidad el retorno a la bondad y a la verdad, al menos para poder afrontar con mayor coraje los desafíos de nuestro diario de vida. Es público y notorio, que tampoco se pueden construir relaciones armónicas sustentadas en la mentira, con golpes de pecho falsos, asumiendo connotaciones imprecisas e inciertas, que lo único que hacen es distorsionar la realidad y acrecentar la irracionalidad. Son muchos los retos que requieren el compromiso y la colaboración conjunta, porque nadie puede pensar en afrontarlos por sí mismo, pero sí que podemos empezar por estar en paz con nosotros mismos. Indudablemente, a poco que nos adentremos en nuestro distintivo hábitat interno, descubriremos que la mayor parte de las locuras actuales son necedades humanas, como la soberbia. Este mal envenena el sentimiento de fraternidad, tan necesario como imprescindible, en un orbe globalizado de gentes pensantes. En todo caso, poco se puede hacer con una ciudadanía sumida en el poseer y en el tener, endiosada a más no poder, sólo hay que tener paciencia y no pagar con la misma moneda, porque un día su pedestal se derrumbará. Mientras, si acaso, abramos corredores humanitarios y practiquemos la acogida para recoger a los indefensos. Lo significativo está en no desfallecer, para que esta brutalidad sanguinaria acabe y que sea, la condescendencia, la que nos traiga los acuerdos.

    VÍCTOR CÓRDOBA HERRERA / Jaén

    Superaciones humanas

    Hay personas cuya fuerza de voluntad es verdaderamente admirable. Un surfista ha conquistado las olas más grandes del mundo, a pesar de tener solo una pierna. Pegleg Bennett nació con un defecto congénito que obligó a amputarle el pie con apenas 13 meses de vida. También una medallista de oro paralímpica ha logrado un hito histórico: convertirse en la primera mujer ciega en cruzar a nado el Canal de la Mancha. Su ejemplo demuestra que, con esfuerzo y determinación, nada es imposible. Otros casos, menos mediáticos, pero igual de valientes, son los de ciclistas que, tras ser atropellados y quedar con graves secuelas, luchan día a día por reconstruir su vida. Todos ellos comparten algo en común: el coraje para no rendirse ante la adversidad. Estos ejemplos humanos contrastan de forma dolorosa con la falta de voluntad que muestran nuestros representantes políticos. Mientras miles de ciudadanos demuestran cada día su capacidad de superación, en el ámbito institucional seguimos bloqueados. A nivel nacional, España aún no tiene Presupuestos Generales del Estado para 2025.

    En Aragón, el presupuesto autonómico tampoco verá la luz este año. Lo preocupante es que no se trata de una cuestión ideológica: los bloqueos afectan por igual a gobiernos de distinto signo. Lo que falta no es capacidad, sino decisión.

    La misma voluntad que tantas personas anónimas nos muestran cada día. ¿Hasta cuándo vamos a tolerar esta falta de compromiso, mientras la ciudadanía sigue enfrentando sus propios desafíos sin rendirse?

    PEDRO MARÍN USÓN

    Cartas de los Lectores