El desafío tiene un nombre: Nobel

    14 oct 2025 / 09:09 H.
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    Desde que se instauró el Premio Nobel, ha habido diferentes reacciones ante la concesión de premios. En ocasiones los premios fueron recibidos con reticencias incluyendo críticas agrias y aceradas por decisiones polémicas de la concesión del Nobel, como el otorgado a Baraka Obama. Otras veces sucedió todo lo contrario. Quienes lograron obtenerlos fueron vitoreados como grandes ídolos de la humanidad. Estos días se ha concedido el Nobel de la paz a María Corina Machado que lleva más de 400 días en la clandestinidad por el temor a ser asesinada por el régimen chavista. Corina pasará a la historia junto a otros premiados como Gandhi, Teresa de Calcuta o Martín Luther King.

    Corina una mujer coraje, una venezolana que lleva a sus espaldas la dignidad de sus compatriotas y la gran mochila cargada de libertad y democracia que busca algún hueco en su país para descargarla y que se pueda extender su contenido, por todo el territorio.

    La concesión del premio significa un paso más para que la libertad regrese a Venezuela. Los esfuerzos de la disidencia no están cayendo al vacío. El ardor, el ahínco y la perseverancia de la oposición al régimen totalitario y asesino de Maduro están dando sus frutos. El reconocimiento, a través del Premio Nobel, del trabajo de los opositores liderados por Corina, para acabar con el régimen sanguinario del sátrapa de Maduro ha devuelto la esperanza a los venezolanos.

    Ocho millones de ellos tuvieron que escapar de las garras de un régimen que amenazaba su supervivencia. Esas gentes también verán que cada vez les queda menos tiempo para regresar a una Venezuela libre. El Premio Nobel otorgado a su compatriota y luchadora por la libertad, Corina, marca un antes y un después. La esperanza ha vuelto ha despertar. La esperanza de lograr una victoria de la libertad frente a un sistema donde esa libertad está secuestrada. Todos los demócratas celebramos que se haya reconocido el derecho a que la voluntad de los venezolanos decida su futuro.

    Celebramos que a María Corina se la haya reconocido, a través del Nobel, a liderar la libertad para los venezolanos. Las urnas ya expresaron lo que mayoritariamente la población quería. Quería libertad, democracia y estado de derecho. Las urnas no expresaron venganza, ni revancha. Las urnas no expresaban odio, solo se pronunciaron a favor de un país donde la libertad de expresión no esté penalizada. Ahora esa libertad y otras muchas no existen y el Premio Nobel de la paz a Corina es la legitimación para borrar el régimen que lidera con mano dura el sátrapa de Maduro y sus aliados.

    Pero no todos celebran la concesión del premio. En España formaciones políticas como Podemos o Sumar no lo han celebrado. Al contrario, su reacción ha sido lamentable. No asumir el premio como una victoria hacia el régimen sanguinario de Maduro equivale a colocarse al lado del dictador venezolano. Aunque lo más lamentable es que el presidente del gobierno, Sánchez se mantiene en silencio. No se le conoce ninguna reacción acerca de la concesión del Premio Nobel. Un hecho que provoca demasiadas preguntas por ese silencio.

    FERNANDO CUESTA GARRIDO / Vitoria

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