Cuando una madre se va
Nunca quise pensar en momentos como el sufrido el pasado día 7. Sabemos que no somos eternos y que algún día dejaremos la vida terrenal, pero cuando te ataca el dolor de perder a una madre, descubres sentimientos jamás padecidos. Te sientes tan pequeño que deja de importarte todo.
No sabes si llorar o alegrarte por su noble partida sin hacer ruido y sin sufrimiento.
Los recuerdos, sus últimas palabras y sus besos aún están latentes en mi piel. Una piel rota, un sentir desgarrador y un lamento contenido por el rodar de la vida que te ayuda a soportar ese pinchazo incalculable y desconocido. Es verdad que su longevidad reconforta. Casi 90 años le contemplaban, 70 de ellos casada con mi padre dicen mucho de la felicidad de un matrimonio que con 6 hijos tuvieron que luchar lo indecible para que eligiéramos nuestro futuro. Deja a mi padre huérfano de ese amor que fraguaron con tan sólo 18 años y que nunca morirá. La “Sole” era puro carácter, casi tan puro como su belleza. Murió con las botas puestas sin consentir ayuda externa pese a su manifiesta debilidad. Sólo nos queda seguir adelante. Mi padre nos necesita más que nunca y ahí estaremos, no para suplir a mi madre, sino para que ese vacío le sea más llevadero, porque no hay nada más doloroso e insustituible que cuando una madre se va. DEP, mamá.
RAFAEL ORDÓÑEZ MARTÍNEZ
¿Por qué?
llevamos recorrido y vivido un cuarto del presente siglo. En este tiempo, hay muchos ¿por qué? en espera de respuesta. En agosto, el número de fallecidos por las altas temperaturas ha sido un 71% más respecto al año anterior (2.177 personas). ¿Por qué? Los incendios sufridos y padecidos: ha fallado la gestión. ¿Por qué? La vivienda vuelve a tener una nueva oleada de incremento en sus precios de alquiler y propiedad. ¿Por qué? La sanidad sigue sin ver la luz de una urgente transformación, adecuada a la situación de la población. ¿Por qué? La salud mental continúa en deterioro en todas las capas sociales, en especial entre los más jóvenes. ¿Por qué? La clase política sigue en su incansable juego del “ping pong”, de cruces de acusaciones, sin dar respuestas a las anteriores preguntas. ¿Por qué? Podríamos seguir con más dudas acerca de la incertidumbre actual, que no nos deja un panorama de futuro acorde con lo que se espera de un país moderno y democrático. Una vez más, todo apunta a la base educativa, que debería estar en consonancia con el entorno que estamos viviendo. ¿Por qué nada ni nadie mueve un dedo para dar los primeros pasos?
PEDRO MARÍN USÓN