Carta abierta de los trabajadores del Hospital San Juan de la Cruz de Úbeda

    25 nov 2025 / 08:30 H.
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    Nosotros, los abajo firmantes, trabajadores del hospital San Juan de la Cruz de Úbeda, queremos manifestar nuestro agradecimiento al recién cesado director gerente del Área Sanitaria Nordeste de Jaén Jesús de la Paz Reche. Durante 6 años ha realizado un trabajo encomiable en la modernización y dotación de recursos personales y materiales del propio hospital y de los diversos centros del área, afrontando momentos realmente difíciles como la pandemia por la covid-19 y la escasez crónica de profesionales en nuestro medio, y además siempre desde la diligencia, sinceridad, accesibilidad y cercanía que tan a menudo echamos de menos. Por todo ello valga esta pequeña muestra de afecto en reconocimiento a una labor entusiasta y abnegada que sin duda ha contribuido a mejorar la atención sanitaria que podemos ofrecer a todos los ciudadanos del nordeste de Jaén. Firmado Ángel Bartolomé Sanz, Eva González Medina, Simón López Alaminos, Miriam Moreno Conde, Antonio Biedma López, Juan José Aliaga Gómez, María Pilar Castellano García, Rubén Rodríguez González, Emilio Zárate Rodríguez, María Teresa Piqueras Gorbano, Salvador Aznar Zafra y Antonio Ramón Torres Torres.

    ÁNGEL BARTOLOMÉ SANZ

    ¡No llegamos a tiempo!

    La reciente información conocida tras la COP30 es tan clara como inquietante: el mundo no va a cumplir el compromiso de limitar el calentamiento global a 1,5 °C. Los propios líderes climáticos reconocen que, al ritmo actual, podemos llegar a finales de siglo no a 2 °C, sino incluso a 2,5 o 3 grados, un escenario letal para los ecosistemas, las economías y millones de vidas humanas. Estamos hablando de un planeta más cálido con mares más altos, eventos extremos más frecuentes, sequías prolongadas, pérdida masiva de biodiversidad y regiones enteras volviéndose inhabitables. No es alarmismo: es simple proyección científica. Y lo más preocupante es que no podemos alegar sorpresa. Llevamos décadas sabiendo qué debía hacerse, pero las cumbres climáticas han producido más discursos que acciones. Mientras tanto, los países más vulnerables ya sufren los impactos: cosechas que se pierden, migraciones forzadas, incendios incontrolables, olas de calor que baten récord tras récord. Y todo ello mientras las emisiones globales siguen creciendo y los compromisos reales se retrasan año tras año. Si esta situación no se revierte de forma inmediata, nuestros hijos y nietos heredarán un mundo profundamente deteriorado. Aún se puede actuar, pero el margen se estrecha. Lo mínimo es reconocerlo con honestidad: no estamos llegando a tiempo. Y aceptarlo es el primer paso para exigir una respuesta tan urgente como el desafío que enfrentamos.

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