Basta de hambruna y genocidio en Gaza

    07 jun 2025 / 09:42 H.
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    Desde hace casi 3 meses el gobierno ultraderechista de Netanyahu aplica un criminal bloqueo a la franja de Gaza, impidiendo el ingreso de alimentos, agua, medicinas y combustible, y restringiendo la energía eléctrica. Su objetivo es matar de hambre al pueblo gazatí para expulsar a la población del enclave y forzar la rendición de la resistencia palestina, completando así la limpieza étnica iniciada por Israel en 1947, y avalada hoy por Trump. Gaza atraviesa por una grave situación humanitaria. El peligro de hambruna se acrecienta. Las cifras son escalofriantes: 14.000 bebés estarían en peligro de morir si no reciben los alimentos necesarios en las próximas horas, según la ONU. Medio millón de personas (un 20% de la población) estaría en riesgo de afrontar inanición, de acuerdo a informes del mismo organismo. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud ha informado que 57 niños murieron por desnutrición desde marzo, cuando comenzó el bloqueo a Gaza por parte de Israel.

    En marzo el régimen sionista de Israel rompió la tregua y reinició los bombardeos, como parte de una nueva ofensiva lanzada el 18 de mayo, denominada “Operación Carros de Gedeón”. El criminal Netanyahu dijo que esta nueva ofensiva era para tomar el territorio de Gaza, y que no se retirarían. Y afirmó en un comité del parlamento sionista: “estamos destruyendo cada vez más hogares, y los gazatíes no tienen ningún lugar al que regresar. El único resultado inevitable será el deseo de los gazatíes de emigrar fuera de la Franja de Gaza”. En una declaración posterior, el pasado 13 de mayo, anunciando la nueva operación militar, dijo: “Hemos establecido una administración que les permitirá marcharse, pero el problema de nuestro lado se reduce a una sola cosa: necesitamos países dispuestos a acogerlos. En eso estamos trabajando actualmente...” Si les ofrecemos la posibilidad de irse, más de 50% se irá, e incluso creo que muchos más. Pero Hamás ya no estará”. El objetivo es claro, tomar el control total de Gaza, expulsar al pueblo palestino de sus tierras y hogares y convertir a la franja en un resort, como anunció Trump.

    Después de colocar al pueblo palestino en Gaza al borde de la hambruna, Netanyahu se vio obligado a permitir el ingreso de una mínima fracción de ayuda humanitaria. Entre el lunes 19 y el viernes 23 de mayo ingresaron unos 385 camiones con alimentos, medicinas y otros bienes. Muchos de los cuales tardaron en llegar efectivamente a los gazatíes. Estas cantidades siguen siendo insuficientes cuando durante la tregua llegaron a entrar hasta 600 camiones diarios con ayuda humanitaria, y actualmente hay cientos de camiones esperando en la frontera. Este giro en el gobierno israelí no ha sido por razones humanitarias. Se trata de una decisión calculada y fría, determinada por la presión ejercida por distintos gobiernos, como el mismo Netanyahu cínicamente ha reconocido: “Nuestros mejores amigos en el mundo, senadores que sé que respaldan a Israel, vienen y me dicen: Te daremos toda la ayuda que necesitas para una victoria total. Armas, apoyo para eliminar a Hamas, apoyo en el Consejo de Seguridad (de la ONU), pero no podemos seguir recibiendo imágenes de hambruna (en Gaza)”.

    Con la brutalidad que lo caracteriza, el ultraderechista ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, dijo: “¿Preferiría no enviar ni un grano de comida a Gaza, ni siquiera a los civiles? Posiblemente” Y añadió: “Entiendo profundamente la ira y el dolor que todos sentimos. Lo cierto es que, hasta que no se entregue a todos los rehenes, no deberíamos enviar ni siquiera agua. Pero, en realidad, si actuamos así, el mundo nos obligará a detener la guerra de inmediato y perderemos”. Las numerosas voces de organizaciones internacionales denunciando que se estaba a las puertas de una catástrofe humanitaria, han significado un nuevo impulso a las movilizaciones en todo el mundo, especialmente en Europa. Esta situación ha coincidido con el 77° aniversario de la Nakba cuando miles se movilizaron en todo el mundo contra sus gobiernos y en apoyo a la lucha del pueblo palestino. En Madrid el 10 de mayo salieron a las calles más de 80 mil personas, exigiendo el cese de la venta de armas a Israel y ruptura de relaciones; en La Haya, Países Bajos, el pasado 18 de mayo marcharon 100.000, exigiendo al gobierno que ponga fin a su apoyo a Israel; en Londres casi medio millón se movilizó el pasado 17 de mayo.

    Francia, Canadá y Reino Unido, en un comunicado emitido el 19 de mayo rechazaron la nueva ofensiva militar sionista, pidieron un alto el fuego, e hipócritamente, después de meses apoyando a Israel, dijeron que «el nivel de sufrimiento humano en Gaza es intolerable». En dicho comunicado conjunto dijeron que “Si Israel no detiene la renovada ofensiva militar y levanta las restricciones a la ayuda humanitaria, tomaremos más medidas concretas en respuesta”. Posteriormente el gobierno británico suspendió las negociaciones que mantenía con Israel para alcanzar un acuerdo de libre comercio. Otros 18 países exigieron la inmediata reanudación completa de la ayuda en la Franja de Gaza. Los gobiernos capitalistas europeos y de otras regiones no cuestionan a Israel por humanidad si no debido a la fuerte presión del movimiento de masas, que puede eventualmente generar crisis al interior de sus regímenes. Mientras tanto en Israel continúan las protestas, que ahora son diarias, exigiendo el fin de la guerra y el regreso de los rehenes en manos de la resistencia palestina. Esas movilizaciones son el trasfondo de una crisis política que no cesa.

    ANDREU PAGÈS

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