Al Teide con amargura

    19 ago 2025 / 09:04 H.
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    Cuando este artículo estés leyendo, estaré volando hacia mi isla favorita, hacia Tenerife, la mayor de las Islas Canarias y destino vacacional de gran parte del mundo. No es la primera vez, y espero que tampoco sea la última, que el Puerto de la Cruz me recibe con los brazos abiertos. Un antiguo puerto de pescadores que aún guarda esa esencia que le hace especial al recorrer el barrio de la ranilla, el paseo de San Telmo con ese olor a mar, y qué decir de los lagos Martiánez y del fabuloso Loro Parque, entre otras maravillas. Noches de ensueño paseando por la Avenida de Cristóbal Colón, música en vivo y un sin fin de variedades típicas Canarias con sabor Guanche. Pero sin lugar a dudas, contemplar el Majestuoso Teide volverá a ser destino de mi ilusión. Visitar las Cañadas, subir hacia la Rambleta en teleférico y alcanzar el mismo cráter va a ser mi gran objetivo junto a mi mujer. No faltarán las visitas al Sur. Las playas de las Américas y los Cristianos, la capital Santa Cruz, las Teresitas con sus playas de arena del Sáhara, la Matanza, Candelaria, Masca, San Andrés, el faro de Teno, los Gigantes y sus acantilados, la Orotava, el bosque encantado de Anaga.... pueblos pintorescos que guardan un aroma especial en sus guachinches con una gastronomía , empapada con los diferentes tipos de mojo, servida por gentes que enamoran con su acento y simpatía.

    Pero este año, en este avión en el que voy, no todo es alegría. Un pellizco enorme me dejo en Jaén. Semanas atrás hablaba de un ictus que sufrió mi madre. Hace tan sólo unos días también pasaba por “talleres” mi padre. Ambos, con casi noventa años, se recuperan en casa al cuidado, día y noche, por todos los hermanos, apoyados en todo momento de cónyuges y familiares. Agradezco desde estas líneas que durante mi estancia en las Islas, mis cinco hermanos hagan un sobreesfuerzo y cubran mi ausencia en favor de mis padres. Ellos nos necesitan y sólo estamos devolviendo una pequeña parte de lo que ellos hicieron por nosotros. Me voy con su aliento, con sus ganas de vivir, pero un poco triste por la situación. Soy creyente, no practicante, pero sé que Dios está con ellos siempre y creo en su recuperación o mejoría. En Tenerife comenzó una parte importante de mi vida, la quiero y la añoro. Un paraíso donde conservo amigos y recuerdos imborrables que intentaré rememorar cuando en la cúspide de España, del tercer volcán más alto del mundo, divise la envidiable naturaleza y pida por los que me crearon. Un lujo volver a mi Puerto de la Cruz, esta vez con un poco de amargura.

    RAFAEL ORDÓÑEZ MARTÍNEZ

    Ahora sí que hay que rezar

    Cuando vemos la incapacidad humana para apagar los incendios que están arrasando España, hay que rezar, pedir a Dios que extinga este fuego abrasador, Él lo puede hacer, que nos envíe una copiosa lluvia y todo se apagará, y esta situación implica a todo ser humano, aunque se declare ateo.

    JAIME FOMPEROSA / SANTANDER

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