¡Adiós, papa Francisco, adiós!

    01 may 2025 / 09:32 H.
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    ¡Adiós, papa Francisco, adiós!

    Recibe mi fervor, Santo Padre, mi admiración por tu estilo de vida, por tus opciones, tus preferencias, gestos y viajes, tu sonrisa, entrevistas y enseñanzas... y tu último “adiós”: entre la gente, bendiciendo, a los de dentro y a los de fuera y deseando la paz para todos; la espina de tu corazón, las guerras. Puertas abiertas, hacia fuera para llevar a Cristo por el mundo. Cómo suenan en estos días la llamada del Señor “vosotros sois mis testigos”. Francisco lo ha sido y nos ha dado ejemplo para serlo con alegría y empeño. Gracias desde aquí con todo el corazón.

    Participo del dolor de toda la Iglesia en el mundo, por nuestro papa Francisco, y diría “de toda la sociedad”; a la vez, iluminado por la Esperanza, que nos está guiando hasta Cristo Resucitado, me lleno de alegría y veo a nuestro Santo Padre en los brazos de Dios y de la mano de Santa María, la Virgen. Gracias a ti, Papa Francisco, buen pastor, que venido de lejos, nos has hecho mirar en la dirección que miraba nuestro Señor Jesucristo y amar ese estilo de vida.

    No puedo olvidar que el papa Francisco, en los primeros meses de su Pontificado, exactamente el 4 de octubre de 2013, firmó la Carta Apostólica para la Beatificación de 522 mártires del siglo XX en España, entre los que estaba el obispo de nuestra Diócesis Manuel Basulto y compañeros mártires, los Sacerdotes: Félix Pérez P, Francisco Solís, Francisco López N. el Seminarista Manuel Aranda y un joven de A. C. José María Poyatos. El Papa tuvo conocimiento de esta Causa el 27 de marzo de 2013, después que los señores cardenales y obispos en la sesión del 8 de enero de 2013, aprobaran que la muerte de todos ellos y de cada uno había sido por la fe y por ello podían considerárseles mártires de la fe cristiana y venerarles como tales. Manuel Aranda fue un joven Seminarista de 20 años, formado en nuestro Seminario de Jaén, donde se fortaleció en el amor a Dios y a la Iglesia. Esta Beatificación se llevó a cabo en Tarragona el 13 de octubre de 2013, presidida por el cardenal Ángelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, comisionado por Francisco para ello. La Diócesis de Jaén tuvo una amplia representación, encabezada por el obispo don Ramón el Hoyo, los Seminaristas, muchos sacerdotes y más de un millar de fieles.
    El papa Francisco quedará en nuestra memoria agradecida por su ejemplo de vida y por sus enseñanzas.

    Nosotros estamos rezando por ti, intercede tú por nosotros, pastores y por todo el mundo. ¡Gloria a Dios!

    ANTONIO ARANDA CALVO/ JAÉN

    Libertad energética y energía nuclear

    En relación al apagón eléctrico grave, del día pasado 28 de abril, nos demuestra y deja claro y patente la gran dependencia de España en su red eléctrica de Francia y otros países, y la urgente necesidad de instalaciones e industrias que mantengan la cantidad necesaria de megavatios en circulación en un momento dado —parece ser que con los parques eólicos y de energía fotovoltaica no fuese suficiente—. Sin embargo, ha quedado patente la clara dependencia de España de otro tipo de energías, como la propia energía nuclear de Francia, de ahí la necesidad, no sé si se hará caso de implementar y apostar más por la energía nuclear en España, una energía potente, limpia, y segura cumpliendo con la normativa medioambiental y de seguridad. A quien corresponda, a los poderes públicos y para evitar todo lo anterior, deberían implantarse en el norte de España y en zonas despobladas más centrales nucleares modernas, un ejemplo es en zonas vacías como la comarca aragonesa de los Monegros, comarcas cuasi vacías y que este tipo de instalaciones les serviría para enriquecer su tejido productivo. Al estar en el norte la distribución hacia al sur es posible, mediante las redes de alta tensión, no comprendemos por que la cerrazón de algunos políticos de no apoyar este tipo de energías limpias y poderosas. Por todo ello, dichas mejoras darán más estabilidad al sistema eléctrico español en su conjuntos.

    EDUARDO ORTEGA

    Latín

    He experimentado una sensación de arrobamiento, un éxtasis inefable mientras seguía la misa funeral por Francisco; el motivo ha sido oír rezos y cánticos en latín que suenan como el gorjeo de los pájaros; un arrullo que te adormece y parece que levitas. Acude a mi mente la anécdota de un ministro de hablar ampuloso, personaje dicharachero, quien durante una sesión en las Cortes bramó cual fanfarrón que era ineludible menos latín y más deporte, preguntándose y preguntando para qué servía dicha lengua. Le replicó un mordaz e irónico procurador espetándole que gracias al latín, a Su Señoría, nacido en Cabra, le llamasen egabrense, y no otra cosa. Hemos permitido que las lenguas clásicas hayan sido arrumbadas del sistema educativo e incluso vilipendiadas, como algo propio de personas ultramontanas, carcas y retrógradas. ¡Qué osada es la ignorancia! ¿Cuánto le debemos al latín y al griego? Vivir en un mundo donde imperan la tecnología, la IA, no debe servir de coartada para perpetrar un ‘genocidio’ cultural que nos empobrece y reniega de nuestras raíces. Soy consciente de que estas profundas reflexiones son un brindis al sol y me refugio en el recuerdo: rosa, rosae, rosa, magnis itineribus, impedimenta, etcétera. Gracias Fermín, Moisés y Lorenzo.

    FRANCISCO JAVIER SÁENZ MARTÍNEZ

    Cartas de los Lectores