Adiós kioskos

    20 ago 2025 / 09:00 H.
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    Desde hace un tiempo vengo observando, en Jaén y provincia, la progresiva desaparición de los kioscos. Es un hecho triste querer comprar un periódico en papel o una revista y no poder hacerlo. Según esgrimen los quiosqueros, el impuesto de autónomos es muy alto y las distribuidoras se llevan gran parte de las ganancias. Estos factores, unidos al auge de las aplicaciones móviles, nos condenan a la situación actual en la que se cierran dos quioscos al año en Jaén capital. También he intentado comprar prensa en gasolineras y he visto cómo la han retirado de la venta, aduciendo que la prensa escrita ya no es rentable. Ante este estado de cosas, protesto firmemente y reivindico el kiosco como elemento civilizador en una ciudad. Porque se pierde la prensa escrita, pilar fundamental de una sociedad libre y democrática, que nos protege de manipulaciones, arbitrariedades y mentiras. El alma de una ciudad languidece y se vuelve más triste y gris, como una pista rápida de asfalto donde la gente avanza casi corriendo, hablando sola con los auriculares puestos, sin detenerse siquiera a mirar las últimas noticias, las crónicas de sociedad, algún libro interesante o simplemente a hablar con el quiosquero y otros clientes. En contraste con la desaparición del kiosco, vemos cómo proliferan en nuestra capital las salas de juego, que no ayudan precisamente a la situación económica de los más humildes, ni tampoco a cuidar de su salud mental. Primero serán los kioscos, el papel, y después vendrán más cosas, estoy seguro. Pero todas encaminadas al mismo fin: hacernos cada día menos libres.

    ERNESTO TORRES RUIZ / Jaén

    ONU: ¿fracaso o solución a medias para la paz?

    Tras la Segunda Guerra Mundial, surge la ONU y sus Agencias, como un campo de trabajo para solucionar los conflictos bélicos y trabajar por la paz, ante lo anterior y dadas las circunstancias, junto a su Consejo de Seguridad, vemos como el papel de la ONU ha sido denostado o al menos no está a la altura de la solución de todo este tipo de conflictos. Quejarse aquí parece un imposible, pero lo cierto es que no sólo hay en el mundo conflictos como el de Ucrania y Gaza, también hay otros conflictos que no terminan de tener solución, bien sea por grupos de guerrilla, de poderosos cárteles de la droga, o de lucha de clanes tribales como ocurre en la África subsahariana.

    Creo que los organismos internacionales deben de actualizar sus compromisos y sobre todo la ONU prevenir la guerra y construir la paz. Parece ser que la humanidad no ha aprendido la atención junto a intereses de grandes empresas y multinacionales que a veces cruzan las fronteras y juegan con las masas populares comprando su necesidad y en aras de su interés económico. Han pasado casi 75 años, y no parece que los valores de construir la paz, estén acertados en su aplicación, en medio de un mundo de grandes intereses y muy cambiante. Garantizar la paz es la más importante premisa para estabilizar el crecimiento sobre todo en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo y en general de todos los pueblos.

    EDUARDO ORTEGA

    La escuela de la guerra

    En Anchorage (Alaska), bastaron tres horas para alcanzar un alto el fuego en la invasión de Ucrania. En la Franja de Gaza, en cambio, la invasión del ejército israelí se ha convertido en la propia mesa de negociación. Son dos escenarios muy distintos, pero comparten un denominador co-mún: guerra, muerte y destrucción. Mientras tanto, el resto de conflictos olvidados por los me-dios de comunicación continúan sin tener interlocutores que es-tén dispuestos a detenerlos.

    Cínicamente podríamos hablar de “guerras de ricos” y “guerras de pobres”. Algunas cuentan con adalides que se apresuran a frenarlas; en la mayoría, esa figura simplemente no existe. Nada nuevo en este mundo guerrero: la maquinaria militar-industrial, nacida con fuerza para combatir el nazismo, no se detiene. Incrementa sus ventas alimentándose del juego del poder y de la muerte. Nadie se sienta en una mesa de negociación para discutir su desmantelamiento. Es un negocio lucrativo, porque la seguridad de un país es el mejor argumento de marketing para sus productos.

    Se negocia solo lo que interesa a los dueños del poder y del dinero. El resto —como ocurre con el cambio climático— se queda en ríos de tinta y editoriales de prensa. No hay ser humano diferente ante la guerra: todos somos víctimas potenciales. Y mientras los drones sobrevolarán los cielos, habrá niños rusos, ucranianos o lituanos que no solo los verán como algo normal, sino que serán formados en su creación, uso y manejo. Así, el aula del futuro ya no será un espacio de aprendizaje y diálogo, sino un taller de guerra donde se fabrica, desde la infancia, la próxima generación de soldados y verdugos.

    PEDRO MARÍN USÓN

    Ya empieza...

    Solamente una jornada ha pasado y ya se ha gestado la primera gran polémica de la temporada 2025/2026 en España. El hecho de que el árbitro jiennense José Luis García Montero dejase continuar la jugada que acabó en el gol de Ferran tras un despeje con la cabeza de Raíllo, con el que acabó desplomándose, ya ha gestado opiniones de todo tipo contra el colectivo arbitral. La maquinaria ya se ha activado...

    FAUSTINO LASARTE GÁRATE

    Es mejor prevenir que curar

    Estamos nuevamente inmersos en un verano con temperaturas extremas y de olas de calor que parecen no tener final. Ahora nos toca luchar contra las llamas. Sin embargo, la enorme oleada de incendios que está asolando y castigando a nuestro país debería llevarnos a una profunda reflexión. Los primeros obligados a realizar una valoración de estos atentados contra la naturaleza son, sin duda, los responsables políticos. En manos de los gobiernos autonómicos está la clave para “apagar” los incendios en invierno; es decir, los presupuestos destinados a prevención no pueden reducirse. También resulta imprescindible dignificar a los bomberos forestales, garantizando su estabilidad laboral durante todo el año, ofreciendo salarios acordes con la peligrosidad de su trabajo y reforzando de manera continua su formación. Por su parte, el Go-bierno de España debe dotar a la justicia de herramientas eficaces, entre ellas el endurecimiento de las penas, para que los jueces puedan actuar con firmeza. Los incendiarios de nuestro patrimonio natural no pueden seguir impunes. Finalmente, la ciudadanía también está llamada a la responsabilidad: vigilar, prevenir y estar siempre atenta.

    JUAN LIÉBANA LÓPEZ / JAÉN

    Cartas de los Lectores