Yo no digo nada, pero...

18 ago 2025 / 08:59 H.
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Se recordará usted, DonMinistroFerroviario, de la historia de LaPlumaVerde con la que me regodeaba yo a finales de abril. Se recordará también que una servidora tiene dicho que es leyendo a los demás como a mí se me azuza a escribir. Y de remate se recordará que, como una tiene afanes de MariLiendre, me faltó tiempo para el CortaPega y subir a mi Facebuk el pasquín nada más publicarse en el Diario JAÉN.

Usted dirá que carezco de peligro porque nadie se molesta en leerme como se colige de la penuria de loas en forma de “laiques” que recibo; pero no debiera usted confundirse. Sin ir más lejos, aquí tiene usted la glosa de Idoya Errea Gómez a mi PlumaVerde, que no tiene desperdicio:

El día 24 viajé a Madrid. Dos semanas antes fui a por billetes Jaén-Madrid NO. El señor de la ventanilla me confesó que no era posible. Si quería viajar (a Madrid NO) tenía que ir a Córdoba.

(Y aquí comienza el coloquio para sordos —añado yo—. Y sigo con ella y su diálogo para besugos con el ventanillero):

¡Qué se me ha perdido en Córdoba!, yo quiero ir a Madrid —//—− ... pues no señora; primero tiene que ir a Córdoba. —Tenía prisas por llegar y accedí, sorpresa.

(Vuelvo yo y el dialogo para besugos en plan tómbola de feria “pasen y vean”)

Un REGIONAL a Córdoba...un ALVIA Córdoba-Madrid. (Idoya:) Un varapalo en el bolsillo y algo muy sorprendente: en ambos trenes había todos los billetes que querías, incluidos muchos asientos vacíos.

(NOTA DE YO: puestos en plan MaestroEconomías como nuestro Antonio Martín Mesa, parece que es menos rentable lo del tren de la risa “Jaén/Córdoba/Madrid”, tipo “de-Puente-a-Puente-y-ríase-la-gente”, que lo de “Jaén/Madrid” “de-oca-a-oca-y-tiro-porque-me-toca”. ¡Que ya nos toca!).

Vuelve IDOYA: Mi viaje a Córdoba fue histórico, viaje en un vagón el número 3 para personas que cómo yo tienen problemas de movilidad.

(NOTA DE YO: ¿no se le abren a usted las carnes como a mí? Corto y sigo)

—−¿A qué no saben con quién viajé? Con una inglesa extraña, acompañada de un perro enorme, no sé su raza, suelto, sin ni siquiera bozal. Yo pensaba mal pues creía que los perros tenían que viajar en “jaulas”. ¡Pues no!

(NOTA DE YO: yo no sé si a usted le pasa como a mí, DonMinistro: que pienso que lo de “viajar como los perros, sin bozal y en jaulas”, va con segundas). Sigo:

−—Su dueña se revolcaba de cuando en cuando en el suelo con él. Además de la señora y el perrazo, también compartía vagón con un carro, con un cajón enorme encima una manta y encima coronándolo todo, la cama del perro y una rueda supongo que para amortiguar. Ah, bueno, también con los zapatos de la seño que parece que le molestaban.

(NOTA DE YO: ¿No le recuerda a usted este pasaje a los trenes cuya EstaciónTérmini moría tras aquella reja donde aún se lee “Arbeit macht frei”? ¡Así mismo se llamaba: Auschwitz! Y si mal no recuerdo, allí a los tullidos los ahumaban. Pero sigamos con la narración de mi comunicante, tullida ella al parecer:

—Llega una joven uniformada y es a mí a la que pregunta: —usted tiene asistencia. —//— −—De la que voy a necesitar, creo que no —le contesté—−. Se da media vuelta y le dice a la señora que sí el perro pagó y la señora contesta habla inglés: −¿a partir de...? —//—− Ni idea.

Lo que sí sé es que todo quedó igual, supongo que hasta Cádiz que se dirigía. ¡Una experiencia increíble e inolvidable!

¿Qué? ¿Cómo se le ha quedado a usted el cuerpo después de semejante viaje como el de mi comunicante, Idoya?

Yo no digo nada. Pero ya sabe usted cómo se las gastan nuestras gentes cuando las privan de lo que es suyo por derecho. Por si tiene dudas, no tiene más que echarle un vistazo al libro de moda (por méritos propios) “La península de las casas vacías”, de nuestro paisano David Uclés; y, para mejor acotar, al capítulo 51.

Pues ¿sabe usted lo que le digo, DonMinistro Ferroviario? Que en adelante voy a echar mano de historias ajenas en defensa de lo mío, que ya sabe lo que es: el AVE a Jaén. Pero por donde debe ir, y no por trochas de ganao y con mañas antinatura.

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