Vuelve Galicia

    10 abr 2022 / 16:00 H.
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    Desde los hermanos de Alfonso Guerra al hermano de la Ayuso, la democracia española ha entronizado en partidos e instituciones unas oficinas de empleo proclives,sin pudor ni roja vergüenza, a dar cobijo a toda clase de parientes, allegados, jesuseros( los que dicen Jesús cuando el jefe estornuda) y adeptos sectarios dispuestos a defender que la noche es clara y que el sol produce frío si así lo ordena el jefe. Y de pronto, un pardillo lanzado como hueso de aceituna, se planta ante un micrófono y arremete contra la muñequita de cine mudo que ganó Madrid porque en Madrid lo mejor y lo peor siempre son posibles, y todo por una minucia de unas mascarillas que le vendió su hermano. Como si este pariente fuera diferente a los hermanos de Guerra, de Chaves, de Ximo, de los amiguetes de González y Granados, de los donantes de maletín en mano, de los anotados por Bárcenas, de los maridos de alcaldesas beneficiarios de cursos de formación, de las mujeres, hijas, yernos y demás ralea de los cargos de segundo nivel en autonomías, diputaciones y ayuntamientos. Y claro se quemó por osadía y tras la zarpa de los abrazos del oso lo lanzaron al Guadalquivir. Y a rey muerto, gallego puesto. Cuatro mayorías lo avalan.

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