Volver a ser lo que fuimos

28 feb 2021 / 11:46 H.
Ver comentarios

Mañana, día 28 de febrero, conmemoramos la celebración del referéndum de 1980 que dio autonomía plena a la comunidad andaluza. El paso de una España centralista a la España de las Autonomías nos ha convertido en uno de los estados más descentralizados del mundo. En este periodo de 45 años nuestro sistema institucional basado en la Constitución del 78 ha traído estabilidad económica, política y social, y se lo debemos a la democracia, la economía de mercado, el estado de derecho, y la pertenencia a la Unión Europea. ¿Pero qué parte debemos a las autonomías? ¿Realmente hemos crecido en convergencia con el resto territorios? ¿Nos habría ido mejor en un estado centralizado? Un reciente estudio del consejo general de economistas analiza la evolución económica y social de las comunidades autónomas desde su creación, que viene en un momento en el que algunos cuestionan la gestión autonómica de la crisis sanitaria. En este estudio observamos que en este casi medio siglo se han conseguido altas cotas de crecimiento económico y social, traducido en aumento de calidad de vida. La delegación de competencias ha provocado una disminución del gasto de la Administración del Estado, mientas que las comunidades han creado todo tipo de entes, donde destacan Cataluña y Andalucía. Demográficamente la población se ha incrementado un 32,4%, lo que suponen 11,5 millones más de habitantes, si bien algunas comunidades como Castilla León, Extremadura o Galicia han visto descender su población. Andalucía ha crecido un 37,12% pasando de 6.182.072 habitantes a 8.476.718, sin embargo, la provincia de Jaén ha perdido 36.825, lo que delata que la evolución ha sido desigual en nuestra región. El PIB se ha incrementado en este periodo un 182%, siendo el peso de cada región desigual. La más beneficiada la Comunidad de Madrid que pasa de un 17,09% nacional en 1975 al 19,44% en 2020, y después Andalucía, que pasa del 12,74% al 13,32%. Cataluña pierde el liderazgo de la nación que pasa del 19,29% al 18,99% y País Vasco del 7,80% al 5,97%. Sin embargo, la divergencia de PIB por habitante respecto a la media sigue siendo elevada si bien al principio del periodo era de 95 puntos porcentuales y ahora de 65, estando por encima las de siempre Madrid, Cataluña, País Vasco y Navarra, y a la cola, las sempiternas Andalucía, Extremadura y Castilla La Mancha, posiblemente relacionado con la productividad del trabajo en la que repiten en los últimos puestos estas comunidades. En estos 45 años la mayor preocupación es el desempleo afectando más claramente a Andalucía, que no solamente ha copado la mayor cota de paro de esta serie, sino que las dos grandes crisis de 1993 y 2012 fue la que más sufrió proporcionalmente la pérdida de empleo. Una de las grandes competencias gestionadas desde las comunidades es la Educación. En 1977 la tasa de abandono escolar en España rondaba el 70%. En la actualidad, tan sólo País Vasco ha conseguido el objetivo de la Unión Europea con un 6,7%, mientras que Andalucía aún anda lejana, en los últimos puestos nacionales con un 21,6%. Podemos concluir que la descentralización permite un mejor conocimiento de las necesidades de los ciudadanos y garantiza una prestación más eficiente de los recursos, sin embargo, surge un problema en lograr un sistema de financiación que permita la gestión de estos recursos. Podemos estar orgullosos de lo logrado por Andalucía, pero en criterios de convergencia aún queda mucho por levantar.

Articulistas