Una noche para el recuerdo

25 jun 2023 / 09:00 H.
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Dice el refranero, refiriéndose a la aceituna en el olivo, “Una por San Juan, Ciento por Navidad”. La producción de aceite está sometida a la vecería o alternancia, fenómeno por el cual el árbol genera abundante producción de frutos un año y al año siguiente no. Teniendo en cuenta que la campaña 2022-23, ahora en proceso de comercialización, ha sido la más baja del siglo con escasas 170.000 toneladas de aceite producido en la provincia de Jaén, esta mañana, siendo San Juan, nuestros olivos deberían esbozar decenas de frutos entre sus ramas, como fiel presagio de una abundante cosecha para el próximo otoño. Pero la realidad no es esa. Las expectativas vuelven a ser muy negativas y algunas proyecciones auguran incluso menos producción que la precedente. Es el resultado del rotundo fracaso en la germinación del fruto como consecuencia de la sequía y las elevadas temperaturas en los meses de marzo y abril. La flor se desmoronó dejando desnudo su cáliz, sucumbiendo el árbol su proliferación a la supervivencia, como lo haría cualquier ser vivo. Tan solo algunas afortunadas explotaciones en cotas elevadas habrán podido salvarse. El resto, ya tachan en negro otra campaña más. Las lluvias llegaron, tenuemente y demasiado tarde, acaso oportunas para salvar el olivo.

Las consecuencias de dos campañas de producción paupérrimas pueden ser dramáticas para el sector y para nuestra provincia. No tenemos reservas que nos preserven ante la hibernación de dos años de nuestra economía. Los altos precios alejan del consumo a la clase media que buscará otras grasas, menos saludables y más baratas. Por elevado que esté ese precio, cuando se multiplica por cero kilos, el resultado es cero. El reto demográfico se debilita cuando para muchos no merece la pena esperar veinticuatro meses y emplearse unos pocos días en la recogida. Las explotaciones oleícolas, debilitadas, apenas tendrán capacidad para generar empleo. Planes de restructuración con moratorias de compromisos financieros, expedientes de regulaciones temporales de empleo, incentivos tributarios, son medidas, entre otras, que empiezan a perfilar el tratamiento de urgencia para paliar el dolor de este sector en crisis. El motor de nuestra economía se gripa justo cuando en el resto de España, la otra economía, enseña músculo, recuperando el nivel prepandemia, y revisando al alza el avance del PIB. Todos estos ingredientes dibujan un escenario negativo para las cifras comparativas de nuestra provincia que se convertirá, irremediablemente, en una pérdida de población por falta de oportunidades.

El gran reto de nuestra economía parte por hallar sectores alternativos que sean capaces de generar empleo. Existen incipientes ejemplos en muchos núcleos que, a pesar de las dificultades, apuestan por este territorio con éxito. Si muchos emprendedores están consiguiendo que germinen sus proyectos con más éxito incluso que lo hace la flor del olivo, son actitudes que debemos aplaudir, promover, y en la medida de lo posible replicar. El desarrollo futuro de la provincia de Jaén va a depender de nuestra capacidad emprendedora, y si no lo conseguimos sólo nos valdrá aferrarnos a ese victimismo que empieza a ser seña de identidad, ese que argumenta que la culpa siempre es de otros.

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