Un país con grietas

Cuando en las paredes de un pantano aparecen grietas hay que ponerse en lo peor. Hace veintiún meses que al planeta le salió una tan grande que no sabemos aún si su origen fue natural, fortuito o fabricado con fines inconfesables. Pero nos ha cambiado la vida y las percepciones de lo cotidiano. Pensábamos que la sanidad española era modélica y hemos palpado sus grietas. Los sanitarios no tenían medios ni material adecuado. Se abrió asimismo una grieta en el ejercicio de los derechos ciudadanos, anulados a golpe de decreto, y declarados inconstitucionales.Gigante está siendo la brecha en la vida económica con trabajo destruido, empresas cerradas, producción mermada, inflación y precio de luz por las nubes y ertes esperanzados en la llegada del maná europeo. Grietas no pequeñas en el mismo gobierno que hubo de remodelarse y del que formaba parte la señora que se llevó a su tierra lo que era promesa a Jaén. Grieta dolorosa en Cataluña con la afrenta a un niño al que no se permite estudiar en el idioma común. Grieta profunda en el espinazo de la isla de la Palma y en el corazón de sus habitantes...y mientras todo eso ocurre el presidente dice que la Constitución se cumplirá de pe a pa apoyado en los que de pa a pe quieren destruirla. Y a pesar de todo resistimos.