Un dolor para todos
No podemos imaginar un dolor más grande que el de unos padres que pierden a sus hijos. No estamos preparados para ello. En Jaén hace unas semanas hemos visto a dos chicas muy jóvenes quitarse la vida, generando inquietantes preguntas que vienen a recordarnos los graves problemas que tenemos como sociedad, en su conjunto, y el sistema familiar-escolar en concreto. Conversando con unos amigos sobre este hecho cada uno ofrecía un punto de vista, yo seguía toda la conversación con un cierto grado de tristeza y a la vez incredulidad: que si el bullying, decía uno. Que si las redes, comentaba otro. Que si la pérdida de sentido, decía un tercero. Que si el efecto llamada del suicidio, proponía otro... Entre todos conformamos un panorama muy real de qué ha pasado, con más o menos acierto, haciendo culpables a veces a la víctima y en otros a las estructuras sociales... Pero me pregunto en qué sociedad vivo para que la única opción de esas jóvenes pasara por quitarse la vida, dando el claro mensaje de que tenemos un problema y que todos somos culpables, sin excusas. Lo ocurrido con esas jóvenes son la razón para que no escurramos el bulto, ni la responsabilidad que todos tenemos para generar una sociedad que apueste por la vida, más allá de las simplistas miradas de la redes.