Trumpismo “low cost”
Si alguien en España se ha tomado en serio eso de ser el Trump de barrio, esa es Isabel Díaz Ayuso. La presidenta madrileña ha hecho suyo el manual trumpista: bajar impuestos a los más ricos y luego tapar el agujero con recortes en lo social. Claro, Trump tiene a su alcance la maquinaria económica con aranceles y todo el arsenal del Estado federal. Ayuso, en cambio, solo maneja el cortijo madrileño, así que pide más dinero al Gobierno central mientras promete convertir Madrid en un paraíso fiscal. Eso sí, pretende atraer empresas y empleos, pero sin inmigrantes molestos, no vaya a ser que la mano de obra barata estropee el discurso. Como el Ejecutivo de Sánchez aún no le firma el cheque en blanco, Ayuso se dedica a lo suyo: regar con dinero público a empresas amigas, privatizar servicios esenciales y vender Madrid en el extranjero como si fuera la Meca de los negocios “low tax”. El problema es que nadie se lo compra, porque no tiene autonomía real para montar su paraíso. Trump ya es una amenaza global para la democracia. Ayuso, en comparación, apenas pasa de ser una caricatura: la versión “low cost” del trumpismo, más de tercera regional que de primera división. Pero ojo: hasta las caricaturas, si se descuidan, acaban siendo peores que el original. Veremos en qué termina.