¿Superhombres o esclavos?

    22 may 2025 / 09:00 H.
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    El progreso de la ciencia, en particular de la salud, y la posibilidad de manejos más allá de lo estrictamente natural plantea serios cuestionamientos éticos que, al tiempo que abren nuevas perspectivas, hacen necesario determinar sus límites. El transhumanismo, movimiento en auge que propugna superar los límites actuales del ser humano mediante la aplicación de avances tecnológicos, no es hoy ciencia ficción sino una avanzadilla, un horizonte cada vez más cercano. ¿Salvar o manipular al ser humano?, ¿reinventarlo?, ¿hasta dónde es lícito llegar? He leído una información de la mesa redonda recientemente celebrada con el título “Neurotecnología y humanismo. Preservando la dignidad del individuo” en la que se plantean cuestiones vitales que abren nuevas perspectivas, desde el optimismo en la posibilidad de revertir el envejecimiento, hasta someter a la voluntad —¿del sujeto?— el momento de su muerte o el control mental. En este contexto en que la ciencia puede hacer caminar al hombre en la cuerda floja, hay que reivindicar el derecho inalienable a seguir siendo esencialmente humanos frente al dilema de si será él quien use de la tecnología o será ella —la IA— la que termine usándonos.

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