Su por qué

Se volvió sin que se sepa por qué. Cuando él entraba, ella gritó con desagrado “otra vez aquí”. Hay quien dice que el marido desistió por pánico al “infierno tan temido” en donde acabaría si consumaba el hecho. Otros dicen que porque al llegar al borde le entró miedo físico, se tiró al suelo, cerró los ojos y se aferró a dos manos a la hierba; que estaría una hora inmóvil, pálido, demudado y en silencio, hasta que recabó fuerzas para incorporarse y regresar trémulo, frío, blanco como el hielo del páramo. Los más simples afirman que lo convocó de vuelta el ambiente cálido del hogar, el dominó de sobremesa, la conversación de los amigos, la misa de doce del domingo y la crítica al gobierno. El caso es que diez días antes, diez antes, lo había hecho otro. Cuando criticaban duramente al otro, él callaba y sufría en silencio. Él y su esposa sí sabían. Por eso, frente al mal recibimiento de ella, contestó “ya me voy” Y salió de nuevo, para no volver. Se emboscó en el parque hasta que la noche encubrió sus actos. Fue al alba que hortelano halló el cuerpo sin vida a pie del abismo. En el levantamiento del cadáver, el asistente del Juzgado dijo “dos tan seguidos e iguales tiene su por qué”.