Somos plástico
Los insectos xilófagos, los hongos y bacterias descomponen la materia muerta en sus elementos, en humus, y vuelve al ciclo de la vida. El plástico nunca se descompone; entra en los alimentos con los que está en contacto y se fotodegrada y fracciona, convirtiéndose en nanopartículas, que pasan al agua, tierra, aire... a la cadena trófica. Plantas y animales, inevitablemente, las respiramos, las bebemos, las comemos y las incorporamos a nuestros tejidos. ¡Nosotros, torpemente, además, lo envolvemos todo en plástico! La bióloga, Ana Soto (Universidad de Boston), en 1989, demostró que el plástico produce estrógenos que actúan como disruptores endocrinos y afectan a nuestras hormonas, ocasionando pubertad prematura, cáncer, TDAH, diabetes, malformaciones en bebés, infertilidad femenina y masculina... Nadie se libra, ni los que lo fabrican: “Si a hierro matas, a hierro mueres”. El 90% del plástico no se recicla y, cada año, vertemos al mar más de 13 millones de toneladas. ¡Nos estamos aniquilando! Exijamos papel y vidrio retornable antes de que sea demasiado tarde.