Sociedad mal acostumbrada

    22 ene 2024 / 09:49 H.
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    Nuestra sociedad tiene la mala costumbre de celebrar todo con una copiosa comida familiar, de trabajo, de amigos, etc. No ha pasado tanto tiempo de las interminables reuniones navideñas entorno a la comida, bajo mi punto de vista; un despropósito lo mires desde donde lo mires. Está fenomenal eso de reunirse con familiares al menos una vez al año, hacer una convivencia con compañeros y compañeras de trabajo en un entorno relajado y/o reencontrarse con amigos y amigas para ponerse al día sobre las últimas novedades —que siempre las hay—; pero ¿tiene que ser siempre la comida la protagonista?

    Una cantidad de aperitivos, platos principales, platos segundos, terceros, postres, cerveza, vino, refrescos, champán, café... Después copas y más copas que acaban de madrugada, si no llegas hasta el final; eres una sosa antisocial con problemas de adaptación. Si, por el contrario, elevas tu copa a menudo para brindar por los buenos momentos que se han pasado juntos y por los que están por venir eres el alma de la fiesta. ¿Cuál de ellos eres tú? En mi caso depende de las personas con las que esté —pues no siempre estamos todos los que somos— y de cómo me encuentre anímicamente en el momento de la reunión, pero lo que tengo claro es que me gustaría hacer otro plan que no me provoque inflamación, malestar gastrointestinal, fatiga, aumento de peso...

    Dicho esto, tengo que admitir que no soy nada original y que me apunto a comilonas de este tipo cada vez que me lo proponen, a veces incluso las propongo yo; pero después me asalta un sentimiento de culpabilidad que soluciono buscando alguna dieta fugaz que prometa depurar mi cuerpo y devolver el equilibrio a mi organismo rápidamente. Nada de una dieta conocida como la mediterránea, que sería lo más sensato, sino que comienzo una búsqueda exhaustiva en internet que me lleva varios días. Dieta Cetogénica o dieta Keto, dieta Paleo, Ayuno Intermitente, dieta Flexitariana, dieta Whole30, dieta Vegana y dieta DASH son algunas sobre las que he leído. Es importante señalar que no tengo ni idea de nutrición lo que me impide decantarme por una de ellas.

    Decido preguntar mis dudas a varios especialistas y llego a la conclusión de que lo mejor para mí, que soy una persona a la que le cuesta seguir dietas, no tengo problemas de obesidad, hipertensión; es la “Moderación”. Algunos días de Ayuno tras los días de exceso tampoco vienen mal. Comer menos y optar por una alimentación equilibrada que incluya alimentos de temporada, locales y ecológicos puede sonar simple, pero si lo piensas es pura lógica. Este enfoque, libre de pesticidas y manipulación genética, no solo beneficia nuestra salud, sino que también contribuye al bienestar del medio ambiente.

    Admito que el ayuno intermitente me ha llamado la atención y me gustaría aprender más acerca de él. Se trata de una práctica ancestral que, a pesar de los innumerables estudios realizados, no existe un acuerdo unánime entre la comunidad científica y de la salud acerca de sus beneficios. Además, no todas las personas pueden practicarlo, así que la “Moderación” vuelve a ser el mejor plan. La magia de vivir con plenitud está en elegir con conciencia, no solo lo que ponemos en nuestro plato, sino también en nuestra forma de conectarnos con el entorno que nos rodea.

    Sería muy interesante buscar un equilibrio entre el placer de la comida y el bienestar, os invito a explorar alternativas para reuniros sin que la comida sea la protagonista única. Contemplad opciones como encuentros al aire libre, actividades deportivas o culturales, o simplemente una divertida sesión de baile.

    La comida estará presente pero no en el centro, lo que evitará esa sensación de malestar que con frecuencia provoca y no me refiero solo al hartazgo, sino a la sobrealimentación de una parte del planeta mientras que otra vive desnutrida. Es una sensación de injusticia que me agarra por el estómago como si cientos de manos me pellizcaran para recordarme que debo comer para saciar el hambre, lo demás es arruinar mi propio cuerpo.

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