Sin Messi, ni De la Calzada

21 ago 2021 / 17:53 H.
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Menudo verano calentito llevamos. Las temperaturas marcan récords históricos al mismo ritmo que cotiza el megavatio hora. El sistema marginal de precios pretende potenciar las energías más limpias y así evitar el calentamiento del planeta, pero esta espiral se ceba con el valle del Guadalquivir y con los bolsillos de los que aquí residimos, donde el aire acondicionado pasa a ser un producto de primera necesidad. Otra forma de bajar las temperaturas de nuestro entorno es procurando sombras, principalmente de árboles, pero nos encontramos con que, solo en la capital, hay más de cien alcornoques vacíos, dejando calles desnudas y sin protección frente al azote del sol. Debería entrar la reforestación de nuestras ciudades en el plan de ordenación urbana y, si no existe capacidad financiera para ello, que permitan a los particulares realizarlo. Un bello ejemplo lo vemos en GEA Jaén, un grupo de vecinos que plantaron y tratan de sacar adelante una plantación de encinas en el cerro de Santa Catalina. Incluso las inmobiliarias conocen que el éxito de las promociones está relacionado con la presencia de árboles y espacios verdes. Es paradójico que la iniciativa privada tenga que plantear soluciones ante la incapacidad del sector público. Pero la verdad es que ciertas necesidades sociales no se pueden cubrir por las imperfecciones del sector público, de ahí que sea necesario impulsar cambios en el comportamiento de la sociedad civil con una participación más constructiva, mediante un proceso de innovación social basado en las plataformas de empoderamiento. La democracia se consolida en la medida en que avanzamos de lo individual a lo colectivo, o de competir a cooperar. Solo así seremos capaces de superar el reto demográfico y avanzar como sociedad. En ese terreno de nadie, entre lo privado y lo que es de todos, donde cuando hay agua todos se arriman, pero cuando se seca huyen y critican, se incinera nuestra Cámara de Comercio, y agoniza el Real Jaén. El club más representativo de la provincia, con casi un siglo de vida, probablemente no podrá iniciar la temporada en la quinta división del fútbol español, lo que apuntaría a su desaparición. Todo pinta que los aficionados al fútbol provincial tendremos que desplazarnos a Mancha Real o Linares para disfrutar y aplaudir una gestión excelente en lo institucional y en lo deportivo. Como si fueran vasos comunicantes la ciudad se ilusiona con la marea amarilla del fútbol sala siendo el club nacional con más abonados y castiga la gestión del Real Jaén como medida de presión para procurar la salida de los actuales propietarios, sean quienes sean. Sobran los motivos para acudir a la manifestación que la afición ha convocado para el día 29 de agosto clamando un cambio, y que este club pueda cumplir con dignidad su centenario. Es una pena que grandes deportistas de nuestra provincia tengan que emigrar para poder jugar en equipos con cierta proyección, como es el caso del portero De la Calzada un gran profesional y un emblema del club que jugará este año en tierras extremeñas. Este verano, no solo Messi ha llorado por salir de su equipo. El club de fútbol de una ciudad es otro ejemplo de innovación social en el que la sociedad civil debe participar, producir impacto social, asegurar el desarrollo de una buena cantera y alejarse de caprichosos dictadores.

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