Sanidad pública

    20 ene 2024 / 09:56 H.
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    En 26 de febrero de 2021 publiqué en Diario JAÉN un artículo titulado “Hospital San Agustín”, en el que relataba mi experiencia durante la estancia obligada por enfermedad (covid) en ese hospital público de Linares. Para una persona que siempre ha defendido la necesidad de una sanidad pública de alcance general y calidad adecuada fue muy gratificante comprobar que a pesar de todas las limitaciones inherentes a la falta de medios materiales que suelen aquejar al sistema sanitario por falta de presupuesto, la atención y el trato recibido en dicho hospital por todos aquellos que me cuidaron y sanaron compensó con creces mis expectativas y este hecho innegable me hizo reflexionar y escribir unas líneas reconociendo la entrega y competencia del personal sanitario y dando las gracias por todo. Después de ello tuve la sensación de que se podría mejorar el sistema ampliando los medios, los servicios y dando más rapidez y capacidad de atención en todos los centros sanitarios, manteniendo siempre el excelente nivel humano de los profesionales que lo ejercen.

    Tres años después, por causas que cada vez serán más frecuentes debido ya a los achaques propios de mi avanzada edad, he tenido que volver a ser usuario y por tanto paciente del mismo sistema sanitario, en esta ocasión en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Una vez más les voy a relatar la experiencia porque a pesar de ser un caso particular puede servir de ejemplo para evaluar cómo funciona hoy en día la sanidad pública andaluza, ese servicio que todos hemos escuchado decir que cada se va degradando poco a poco por falta de presupuesto y medios materiales. A modo de preámbulo he de volver a afirmar que sigo siendo un firme defensor de la sanidad pública porque atiende y da servicio a una de las necesidades básicas de toda la población y es una garantía de igualdad de trato para todos los ciudadanos. En el contexto de este mundo occidental y democrático al que pertenecemos es evidente que sanidad, educación y seguridad son servicios públicos básicos que debe ofrecer toda sociedad avanzada y es fundamental que funcionen en todo momento garantizando a los ciudadanos, facilidad de acceso, calidad suficiente y garantía de igualdad de oportunidades sin discriminación alguna. Por definición, una sociedad que invierta todo lo necesario para cumplir de manera correcta y permanente con estos servicios es indudable que está en el camino correcto para satisfacer muchas otras necesidades vitales de los ciudadanos y ser considerada una sociedad de bienestar. Y desde esta columna afirmo que esto no debe ser considerado como una utopía, porque es del todo deseable y posible si se gestionan los impuestos y recursos disponibles de manera correcta.

    Mi experiencia actual comenzó con unos cólicos biliares. Tengo que comentar que podría haber acudido a la sanidad privada, pero siempre he dicho y mantengo que la opción de la sanidad pública es la mejor cuando se tiene acceso a ella. En todo el proceso me han atendido, por este orden, la administrativa del ambulatorio, la doctora del ambulatorio, la doctora de cirugía del centre médico de especialidades, la doctora especialista en ecografía, la enfermera del centro de diagnóstico y tratamiento, la especialista de electrocardiograma. La doctora encargada de preanestesia, la administrativa encargada de admisión en el hospital, la señora auxiliar que me rasuró, la celadora que me llevó de la habitación al quirófano (ida y vuelta), la doctora anestesista, las enfermeras ayudantes de quirófano, la doctora de cirugía que hizo la intervención, las enfermeras de la unidad de recuperación postanestésica y el doctor que dijo ser del equipo quirúrgico y me dio el alta hospitalaria. Tengo que decir que en todo momento he estado atendido por mentes y manos femeninas, profesionales que han actuado de forma impecable. Me siento satisfecho y orgulloso de que así sea y espero que esa presencia femenina sea equiparable en todos los niveles de la plantilla.

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