Sahelitas
Los movimientos migratorios son inseparables a nuestra especie. Hace miles de años partimos de África hacia el sur y el norte, buscando nuevos lugares donde asentarse y encontrar alimento, donde el clima permitía una mejor supervivencia. Corrientes humanas llegaron hasta las riberas del Mediterráneo. Por el oeste cruzaron el estrecho, adentrándose en la península Ibérica, peregrinaje que continuaría tras los Pirineos para adentrarse en la llanura occidental europea. Por el este se fueron instalando en el Asia anterior para pasar a la Europa central y oriental y al extenso continente asiático, bien por el sur, bien por el centro, bien por las zonas templadas y las extensas llanuras norteñas. Por el estrecho de Bering cruzaron a América, hasta poblar el dilatado continente. Las islas del Pacífico fueron las últimas en aquellas migraciones primigenias. Estamos hablando de miles de años, pero más próximas a nosotros en el tiempo y el espacio son las conocidas ya en etapas históricas, cuando los humanos se fueron asentando con un matiz más sedentario. Sirvan de ejemplo Egipto y los estados mesopotámicos. Del Oriente mediterráneo partieron hacia el oeste fenicios, griegos y cartagineses. Roma convirtió la zona en el dominio del Mare Nostrum. Aquel imperio fue desmantelado con la invasión de los pueblos germánicos, que se vieron obligados a esta hégira por el empuje de los eslavos. Los árabes, más tarde, se apoderaron de aquella mixtura romano-germánica dando lugar a una nueva organización político-social, con matices culturales de vencedores y vencidos. La nueva situación no se estancó. Los países europeos se lanzaron al descubrimiento de nuevas tierras y a la conquista de otras conocidas. América entró de nuevo en el escenario. Allí surgieron otros países, bajo la supervisión de los europeos. Más tarde, se repartirían África y las islas del Pacífico... Y para qué seguir... Violencia y paz se sucedieron durante siglos. Algunos lectores conocen aquello de los cantes de ida y vuelta. Algo parecido ocurre con las migraciones. Hoy llegan cientos, miles de personas de Iberoamérica, del Sahel, del Oriente... Vienen buscando lo que otros inquirieron en su momento. Pretenden encontrar la estabilidad, la supervivencia, el bienestar... ¿Y dónde está el problema? Pues... en archivar la convivencia, basada en el respeto mutuo; en ceder lo que se necesite por ambas partes; en aceptar las normas de los receptores, sin que se agrieten; en respetar de cada cual las costumbres y formas de vida. Asistimos a una rehechura de la especie. Esta es la historia de Humanidad, siempre peregrina en la Tierra.