Riqueza fantasmal

Hemos llegado a un punto en que lo que era agradable en un buen término medio se ha convertido en algo molesto y tedioso. Te encuentras el mismo debate en las diferentes cadenas: ¿Dónde está el dinero, aquí o allí? ¿Quién reparte los sobres, esta o aquella? ¿Quién cobra sin aparecer por el trabajo, mientras los demás lo hacen religiosamente por mucho menos? En definitiva: ¿Qué vergüenza es esto? Y protestaré siempre, porque ese dinero que se llevan otros, sin trabajar, es mío. A quien le dé igual, que se calle. Yo no pienso hacerlo mientras escuche en las noticias de la radio que en España se da la mayor tasa de pobreza infantil de la Unión Europea. Resulta que somos un país, según nos cuentan, rico. Nos dan consejos para alimentarnos de maravilla, pero no nos dicen que a los productos frescos mejor ni te acerques. Cuando empieza el curso es un esfuerzo titánico el que hacen los padres para cubrir las necesidades de sus hijos. Los mismos que pueden sufrir malnutrición van a tener menor rendimiento académico y más abandono escolar. A nivel social y personal van a tener una baja autoestima. Esto sin contar con los problemas para vivir decentemente. ¿Para qué queremos ser tan ricos?