Reyes Magos

    07 ene 2024 / 09:29 H.
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    Abríamos los paquetes que habían amanecido junto a nuestros zapatos con la misma inocencia ciega que ahora disfrutamos en los niños, vivos aún en esos refugios imaginarios que sostiene toda conciencia sin pretérito antes de debutar sin amarres en el complejo circo de la existencia. Sin embargo, la gran retórica posibilista que ha ido vaciando nuestras vidas hasta reducirlas a meras herramientas de producción que trabajan además bajo la constante amenaza de una tecnología mucho más eficiente, multiplica esa mágica y adictiva necesidad de encontrar, junto al desgaste de lo innegociable, ese chispazo del azar o ese preciado momento que advertimos en perfiles ajenos o en modos que creemos vibrantes bajo la brillantina de lo efímero y cuyo deslumbramiento dura lo que una bengala sobre el pastel de la fiesta. El regalo más revolucionario que podemos abrirle a nuestra inocencia hoy y cualquier mañana que nos propongamos es esa convicción interior de que somos aún capaces de devolver la belleza a nuestras rutinas y restaurar la valentía de convertir nuestras propias manos en protagonistas del gran abracadabra que alguna vez soñamos construir entre todos.

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