Reparando anomalías

    27 oct 2019 / 11:11 H.
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    Ha quedado reparada la anomalía que suponía que represor y reprimidos compartieran mausoleo. Franco no debió ser sepultado en ese lugar porque impulsó y propició aquella tragedia colectiva que costó medio millón de muertos y una secuela de dolor, clavada en lo más íntimo de nuestro ser. Pongo énfasis en afirmar que para mi personal visión, caído fue todo muerto en combate en una u otra trinchera, y todo represaliado en una u otra zona; y, naturalmente, las víctimas de la posterior venganza de los vencedores. Y al tiempo de asistir al televisado y oportunista traslado he recordado el otro gran suceso de días atrás en el que también las televisiones como si de un serial se tratara nos mostraron la barbarie desatada en Cataluña por los independentistas y sus cachorros callejeros, rememorando la relación de Franco con los catalanes a los que parecía odiar, pero a los que otorgó los mayores esfuerzos públicos al permitir que las grandes empresas, Seat entre ellas, se instalaran en Cataluña. Me ha venido a la memoria el libro de Sánchez Cervelló en el que afirmaba que en plena guerra los separatistas al margen del gobierno de la República quisieron negociar la paz con el nuevo inquilino de Mingorrubio.

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