Presupuestos

upongamos que este país es una democracia avanzada de la Europa occidental. Supongamos que nos codeamos con las democracias avanzadas de esta Europa occidental. Supongamos que los ciudadanos estamos hartos de que se nos ponga de ejemplo países como Francia que, por lo visto, es una democracia avanzada occidental. Supongamos que Francia pierde cuatro gobiernos en un año porque dimite su presidente del gobierno. Supongamos que dimite porque no es capaz de sacar adelante las cuentas del estado. O sea, los Presupuestos Generales del Estado. Supongamos que nuestro país lleva tres años sin presupuestos y con el mismo presidente. Al fin y al cabo solo son unos presupuestos. Ni siquiera son supuestos. Poniéndonos en todos los supuestos parece de rigor que no podamos compararnos con la democracia avanzada vecina, y apechuguemos más bien con parecernos a democracias en vías de desarrollo o bien en vías de disolución. Por ejemplo Venezuela. Bien. Supongamos ahora que no le dan el Premio Nobel de la Paz a nuestro presidente a pesar de los apoyos de sus ministros. Supongamos que tampoco se lo dan a Trump que no cuenta con los apoyos de Oscar Puente. Supongamos, por último, que le dan el Nobel a la jefa de la Oposición de Venezuela, que es casi decir que es la jefa de oposición de Zapatero que, suponemos, si apoya a Sánchez en esto. Todo esto son supuestos y lo que se necesita no son ni eso, son presupuestos.