Poco que celebrar

En Jaén no somos en exceso devotos del 28F, aunque a estas alturas no se discute la autonomía que, en tantos años, nos ha traído pocas alegrías. En el referéndum de 1980 no se alcanzó el límite del 50% y Sevilla no lo olvidó, pero nada han hecho para mejorar “la afición”. Apartados del progreso de otras provincias, nuestra tierra ha padecido la distancia y doble dependencia madrileña y sevillana, cada cual con su “compás”, sus élites solo la buscan como granero de votos; el resultado es idéntico mande quien mande, aunque se empeñen en maquillar la verdad y hacer malabares para explicar el presupuesto. Con Jaén deben hasta de callarse: nos quieren lejos, sin autovía —lo de ahora es un trampantojo— ni tren; dóciles, subsidiados sin industrias, ni riegos; pacíficos, políticos sumisos. Sin infraestructuras básicas: hospital, edificio judicial, ferrocarril, gastaron arbitrariamente en el museo, el tranvía y parque acuático inacabados. El parking del hípico cuando se recupera para centro de salud —¡dicen ahora felices de poder discutir!— no tiene accesos razonables, ¿pero no era un garaje? Para colmo ogaño no encontraron un jiennense para darle una puñetera medalla; ¡qué lejos está Sevilla!